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Los bisabuelos del político italiano Matteo Salvini emigraron a América del Sur
huyendo del hambre y de las persecuciones políticas. Junto con ciento de miles de italianos.
Sin papeles, por supuesto. Iban buscando una vida mejor para poder vivir para ellos y sus
familias. Muchos de ellos recalaron en Argentina y pudieron rehacer sus vidas, cosa que en
Italia, su madre patria, era imposible. Italia era en aquellos momentos un país pobre después
de perder dos guerras mundiales. Afortunadamente no encontraron a personas como Salvini.
Hoy día los argentinos-italianos son millones. Pero Salvini y otros como él, encuentran votos en
personas similares que rechazan las migraciones y por sus votos son capaces de dejar morir a
hombres, mujeres y niños que, intentando huir de la guerra y del hambre y la esclavitud,
intentan buscar un lugar para poder vivir y trabajar en paz. Cientos de miles han convertido el
Mar Mediterráneo, el antiguo Mare Nostrum en un inmenso cementerio. ¿Rechazaría Salvini a
sus propios padres, hermanos o hijos hasta dejarlos morir ahogados para conseguir el poder
que le conceden los votos? Probablemente sí o vaya usted a saber.
La mitad de la población de Irlanda, cuando el hambre producido por un hongo que
destruía las plantaciones de patatas se quedaban sin el sustento , se montaban en pequeños
barcos y emigraban a América del norte. Millones de personas prosperaron y se convirtieron
en yanquis. Los Kennedy no son los únicos ni mucho menos. Prosperaron en la política y
llegaron muy alto. Se fueron sin papeles ni permisos y nadie se lo impidió.
Y polacos, centroeuropeos, asiáticos, latinoamericanos…
Afortunadamente ningún asesino como Donald Trump se lo impidió.
¿Y españoles? No solo en los tiempos de la conquista sino mucho después.
En barquitas poco mayor que los cayucos actuales los españoles, por ciento de miles, vendían lo
poco que tenían y se iban a América del Sur. Miles de canarios fueron a Venezuela. Argentina,
Colombia, Chile, Centroamérica…se poblaron de españoles que fueron acogidos con
cordialidad y prosperaron allí. Cosa que era imposible en España. La “pertinaz” sequia, la falta
de tierras acaparadas por los latifundistas, las guerras civiles, las persecuciones políticas…
empujaban a millones de personas a buscarse la vida en otros lugares más propicios.
Otros millones fueron llevadas a la fuerza, como esclavos, para trabajar en los campos,
en el tabaco, la caña de azúcar, las minas… ¡Que curioso, los civilizados, cultos y cristianos (que
de cristianos tenían poco aunque fueran apadrinados por obispos, cardenales y papas)
resucitaron la esclavitud y el mundo se llenó de africanos emigrantes a la fuerza ¡Ahora los
europeos somos ricos y ya no queremos emigración¡ Si han tenido la mala suerte de nacer en
lugares pobres, exprimidos por nuestras multinacionales y enfrentados en guerras provocadas
por los países ricos, mala suerte. Que se mueran y no nos molesten hasta que volvamos a
necesitarlos.
Yo pago mis impuestos y he votado siempre a partidos de izquierdas para que hicieran
progresar los derechos humanos de todas las personas. Y el derecho a emigrar es un derecho
humano universal.
Por eso me dan asco las políticas migratorias de la Unión Europea, de EEUU y de la
derecha y la extrema derecha. También me da asco la actitud del Partido Socialista español.
Nunca me pude imaginar que hubiera tantos asesinos sueltos y con poder. Por acción u
omisión. Por favor, con mi consentimiento no.
JAVIER FAJARDO SÁNCHEZ
Puerto Real 12 de agosto de 2019