América Latina es la región menos equitativa del mundo. No la más pobre. Sí la más injusta, la que peor distribuye la riqueza. Y, consecuentemente, una mala «distribuidora» de salud.
En la región, el 20% más rico de la población tiene un ingreso hasta más de 20 veces superior al del 20% más pobre.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Bolivia, donde los más pobres son mucho más pobres, éstos sólo reciben un 2,2% de los ingresos totales del país.
En Brasil, donde los más ricos son mucho más ricos, el 20% de mayores ingresos capta el 62,4% del producto interno.
Peor aún, los países históricamente menos desiguales se están volviendo más injustos. Es el caso de Argentina, Costa Rica, Ecuador y Paraguay.
La salud no escapa a esta suerte de condena a la injusticia que, para las gentes del continente parece resultar, por lo persistente, irreversible y perenne.
Más para los que tienen más
En América Latina y el Caribe la inequidad en salud afecta principalmente a los grupos más vulnerables: personas en situación de pobreza, mujeres (que son generalmente las responsables de la salud en las familias), niños, grupos étnicos minoritarios, pobladores rurales.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) más de un cuarto de la población latinoamericana carece de acceso regular a servicios básicos de salud, y algo más de la mitad cuenta con algún seguro de salud, público o privado.
De acuerdo con la CEPAL, en Ecuador y Guatemala un 30% del gasto público en salud está destinado a los sectores más ricos, mientras sólo un 12% se dirige a los más pobres. Es decir, los que menos tienen deben gastar más para cuidar su salud.
En Perú el gasto público en salud se distribuye en forma pareja, lo que resulta en una desproporción, pues los grupos más pobres disponen de menos recursos y necesitan mayor apoyo estatal.
No es así en toda la región: Chile, Costa Rica y Uruguay destinan el 30% a la población de menores ingresos.
La distribución de los recursos en salud, y cómo ésta afecta a quienes viven en áreas con menor capacidad de atención, pero también a las personas que viven en las áreas con mejor provisión de servicios es el tema subyacente en el relato que de la salud argentina hace, desde Buenos Aires, Rosario Gabino.