DAVID DESAFÍA A GOLIAT.Jordi Casbella

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Religión Digital

Los promotores de la campaña «Jo no t espere» han logrado vender 5.000 enseñas contrarias a la visita
Cuenta Jordi Casbella en El Periódico que una mitra enmarcada dentro de un triángulo rojo, que emula una señal de peligro, con una leyenda al pie que reza Jo no t’espere, asoma en centenares de balcones de Valencia. Es una presencia tímida si se compara con la marea de enseñas vaticanas que inundan el centro de la ciudad, pero incluso en las calles por las que discurrirá la comitiva papal saca la cabeza, muy de vez en cuando, una pancarta díscola.
La iniciativa surgió meses atrás promovida por una quincena de entidades del popular barrio del Carmen, que montaron un concurso de ideas para contrarrestar la campaña institucional que saludaba la llegada del Papa. Y la empresa ha sorprendido a los propios autores, que han vendido 5.000 carteles a tres euros la unidad. Se trataba de reivindicar «el derecho a discrepar», argumenta uno de los organizadores.

Vicente Lobato ha colocado dos de las enseñas alternativas en su balcón vecino del Miquelet, la afamada torre de la catedral de Valencia. El joven cuenta que, el pasado lunes, tomó un metro en Valencia, en dirección a Torrent, a la misma hora que se registró el accidente del convoy que circulaba en sentido contrario, en el que murieron 42 personas. «Aquello me dejó muy tocado», cuenta. «Me indigné al pensar que no se invierte lo suficiente en el transporte público mientras se gasta sin freno en estas y otras cosas y fui a comprar los carteles para exteriorizar mi malestar», añade.

Cumplir la ley

En la plaza del Ayuntamiento, Patricia Gómez ha colocado una pancarta de la campaña Jo no t’espere junto a una bandera pirata. «Reclamo mi derecho a la libertad», argumenta. No es la primera vez que cuelga el lienzo con la calavera negra, pero, a diferencia de otras ocasiones, la policía local no le ha visitado para que la retirase. «La normativa dice que en la plaza solo se pueden exhibir banderas españolas o de la ciudad, pero como esta vez las hay del Vaticano, no pueden argüir que incumplo la ley».

El dispendio que conlleva la visita papal, la condena de la jerarquía eclesiástica a las parejas de hecho y los matrimonios gais y el ultraconservadurismo de los obispos españoles son las razones más frecuentes que exhiben quienes han optado por la contestación en balcones y ventanales.
Otros, como los rectores de parroquias populares y obreras de Valencia, lo han hecho de forma más silenciosa, pero utilizando los mismo argumentos. El Grup de Rectors del Dissabte ha difundido un comunicado en que muestra sus respetos a Benedicto XVI, para a continuación pedirle ayuda para «saber acompañar a las familias monoparentales, rotas, reconstruidas, las del mismo sexo y las transnacionales».

Los sacerdotes denuncian que «muchos quieren convertir el viaje en una visita de poder y grandeza de jefe de Estado». Pero «hay que dejar que el Papa sea el Papa» y permitir que «se acerque a los excluidos que no tienen cubiertas las necesidades mínimas».