Enviado a la página web de Redes Cristianas
Por segunda semana consecutiva domina la atención mediática la toma de posesión del nuevo presidente de México, Andres Manuel López Obrador (AMLO) y sus primeros días de gobierno, en los cuales prontas medidas está tomando para llevar adelante su proyecto de transformación que tantas esperanzas ha despertado en una población asolada por la violencia social, económica y de estado.
Ajustes económicos, restablecimiento de las relaciones con centroamérica en temas migratorios, apertura de posibilidades para la justicia en el caso de Ayotzinapa… así como cambios simbólicos profundos en la forma de gobernar son sólo algunas de las muchas decisiones inmediatas que ha provocado resistencia igual de inmediata en las oligarquías políticas y económicas aún presentes en nuestro país. No se podía esperar menos, pues el cambio no se da de un día para otro. Pero justamente estas reacciones sacan a flote la ignominia escondida o disfrazada de democracia (y en el caso del poder judicial, disfrazada de justicia).
Mientras tanto, el tema de la seguridad nacional entra a debate al no vislumbrarse en lo inmediato ningún cambio en las políticas anteriores de combate frontal al crimen organizado que tanto daño han causado al país la última década. El ejército sigue siendo el terreno intocado sobre el que hay que moverse con sumo cuidado. Esperemos que conforme se consolide el nuevo gobierno, se tomen las medidas necesarias para devolverle su auténtica misión.
Sin embargo, las labores de reconstrucción del tejido social y de construcción de paz no pueden detenerse a esperar. Las iglesias y organizaciones de fe, quieren seguir jugando un papel fundamental en este proceso, y aún queda ver el lugar que ocuparán en este reacomodo de fuerzas en donde brilla por su ausencia la jerarquía católica y emergen cada vez más protagonistas diversas iglesias, también con el riesgo de la vulneración al Estado Laico.
En el concierto internacional creyente, una gran diversidad de temas siguen presentes y abonan a la complejidad del cambio religioso actual: derechos humanos, migración, laicidad, género, educación… algunos de los temas en los que se hacen presentes los sujetos eclesial y eclesiástico.
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