DOMINGO 5 DE AGOSTO. COMENTARIOS AL EVANGELIO. Franz Weiser (Perú)

0
81

Lc 12 – 13-21
Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.»
El le respondió: «¡Hombre! ¿Quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?» Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.»

Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17 y pensaba entre sí, diciendo: «¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?» Y dijo: «Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.» Pero Dios le dijo: «¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?» Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»

Breve comentario:

Hacer leyes y juzgar conforme a estos, compite a dos poderes del Estado, al legislaivo y al judicial. Jesús no se declara competente en estos quehaceres. ?l va mucho más allá: Si el demandante y el demandado renunciasen en su afán de acumular riquezas y pusieron sus talentos más en el SER que en el TENER, los dos estarían más felices, el demandado por no haberse afanado en vano, el segundo por no amargarse la vida por cosas materiales. Si los 80% de católicos en este Sub-continente fuésemos cristianos de hecho, jueces y legisladores tendrían que buscarse otra ocupación. En esto está la ?separación?? entre estado e Iglesia y, a la vez, la ?interferencia?? de esta en asuntos políticos del Estado. Tan sencillo, lo que parece insoluble.

Un ?Estado láico?? no es equivalente a un Estado sin Dios o son Iglesia entendida como Pueblo de Dios estén ausentes, sino como dice la palabra ?laico?? (laós=pueblo), donde no se interfiere en el estado desde un ente religioso de poder que se atribuye la facultad de legislar, juzgar o sancionar a nombre de Dios o la Iglesia. Desde la fe cristiana no debe haber ninguna clase de presión o coacción. El ?anticlericalismo?? es siempre un síntoma de intromisión indebida en asuntos políticos desde un espíritu de dominio, descartado por el evangelio.

?Dichosos los pobres en el espíritu?? se refiere justamente a aquellas personas que, agradecidos por ?el pan de cada día??, lo necesario para vivir, sepan en que reside la vida en plenitud, la paz y la felicidad: que dar hace más feliz que recibir.

Hay una frase muy dura de Jesús: ?¡Qué difícil es para un rico entrar al Reino de Dios…!??

Más provocativo aquella de San Jerónimo: ?El rico, o es un ladrón, o hijo de ladrón??, supongo que pensaba en herederos de bienes mal habidas.

Hay que poner las cosas en su sitio. Es verdad que mucha acumulación de bienes va a costo de terceros (de empleados, obreros, compradores, del aprovechamiento de la ignorancia, fiabilidad, ingenuidad etc.) La distribución de los bienes de la tierra tan desigual hasta escandalosa es ya en sí una ofensa de millones de marginados y pobres. Peor cuando rige un sistema económico a codazos dejado a la libre competencia, es decir en provecho del más fuerte. Por el otro lado hay que admitir: Cuántos ?pobres?? no quisieran ser como estos ricos, andan con envidia, hasta con odio. En ambas partes no hay aliento, espacio para la vida en profundidad.

Todos tenemos la oportunidad de enriquecernos ?en orden de Dios?? si no subordinamos el SER al tener, lo efímero a lo inmortal, la vida a la muerte.