La rebelión indígena, firme como hace quinientos años
Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)La masacre de indígenas perpetrada por el gobierno de Alan García en su aspiración de acallar sus protestas por la implementación de siete decretos legislativos que les permitirían a las empresas transnacionales de hidrocarburos la posibilidad de adueñarse de sus territorios ancestrales en el marco de la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado con Estados Unidos, demuestra la precaria situación jurídica, social, cultural y política de los pueblos originarios de nuestra América ante los embates de un desarrollo económico que privilegia la ética del mercado y sacrifica la vida en general.
Este acto atroz -condenable desde todo punto de vista- nos devuelve a épocas y prácticas que se suponían ya superadas, sobre todo en lo que se refiere a la vida de nuestros pueblos aborígenes. Además de ello, revela con crudeza las consecuencias de este tipo de acuerdos comerciales bilaterales, con propósitos claramente neocolonialistas que obvian la necesidad de preservar para el futuro de la humanidadlos grandes reservorios de biodiversidad y de agua en función de los intereses económicos de las grandes corporaciones y de las oligarquías locales.
Igualmente, esta trágica experiencia demuestra el nivel de conciencia política alcanzado por nuestros pueblos indígenas a lo largo y ancho del continente, impulsándolo a actuar en resguardo de su hábitat, de su especificidad etno-cultural y de su participación efectiva en la toma de decisiones atinentes al destino de las naciones de las cuales forman parte.
Aunque las luchas indígenas actuales tienen una mejor difusión que en el pasado, no menos es cierto que éstas se mantienen en el mismo nivel que las libradas décadas atrás, por las mismas causas y con efectos parecidos. Así, a lo hecho por hacendados que ambicionaban engrosar su patrimonio personal, apoderándose a sangre y fuego de las tierras comunales pertenecientes a los pueblos autóctonos, como ocurre en las áreas rurales de Colombia con los grupos paramilitares como principales instrumentos de hostigamiento y muertes colectivas, se sumaron el hostigamiento y los desalojos sangrientos a manos de los garimpeiros en el territorio amazónico que comprende la frontera brasileño-venezolana.
En tales hechos ha prevalecido la mentalidad prejuiciada de los invasores y colonizadores europeos (y estadounidenses), según la cual los indígenas no pueden catalogarse de seres humanos, siendo un estorbo para el progreso, razones que, sencillamente, los harían desechables para la sociedad cristiana y occidental. De este modo, las luchas indígenas se han hermanado a través del tiempo, desde las libradas por las comunidades waraos al ser expulsadas de sus territorios al represarse el Caño Manamo, en el delta del río Orinoco, al igual que los pueblos yucpas, barí, añu y wayuu en la Sierra de Perijá, en Venezuela; sin sustraerse de aquellas que han protagonizado los indígenas en Chiapas, los mapuches de Chile y los cocaleros de Bolivia, entre otras no menos importantes; todas ellas enfrentadas a la voracidad genocida y etnocida de un modelo de desarrollo y de civilización que los ha excluido desde un primer momento.
En el caso peruano, la concesión de grandes extensiones de tierras para la explotación maderera, minera y petrolera sobre reservas naturales y territorios que pertenecen a los pueblos indígenas -violando lo dispuesto en el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas- conforma parte del vasto plan de explotación de los recursos naturales que alberga la Amazonía, algo iniciado en su momento por la dictadura militar que imperaba en Brasil, esgrimiendo una concepción desarrollista a ultranza, y que acecha Estados Unidos con codicia no disimulada al proclamar en sus textos escolares que la selva del amazonas estaría bajo su directo control y protección por un mandato de la ONU, todo lo cual pone en grave riesgo la existencia de este gran pulmón vegetal.
En este último país, ?existe una percepción sobre los pueblos indígenas como un factor de desestabilización y terrorismo??, de acuerdo al informe redactado por su Consejo Nacional de Inteligencia (Tendencias globales 2020. Cartografía del futuro global) en el cual se expone la llamada guerra de baja intensidad como fórmula para impedir las amenazas futuras a su hegemonía neocolonial, ahora con los TLC como avanzada en su ajedrez geopolítico continental. Como hace quinientos años, la lucha indígena continúa.
http://www.argenpress.info/2009/06/la-rebelion-indigena-firme-como-hace.html
LA GUERRA FINAL??41.
No obstante, has de saber que todo cuanto haya de bello o bueno, toda chispa de gloria o
de poder que puedas apreciar forma parte de mi naturaleza.
42. Mas, ¿para qué abrumarte con la incontable diversidad de mis manifestaciones? Te basta
con saber que con una pequeña parte de mi Ser, Yo mantengo el universo entero. En realidad,
Yo Soy. (Vers. 41-41 del capitulo VIII del Libro del Señor??EL BHAGAVAD GITA-CANTO DEL SE?OR)
Montevideo, 20 de junio de 2009 ? Gabriel Sánchez
Tal vez siempre ha sido, la lucha entre la oscuridad y la luz??tal vez el hombre se ha alienado separándose de aquella comunidad esencial de que es parte??la creación, renunciando antiguos caminos de comunión con todas las cosas??es decir con el universo y con aquello que lo sostiene??El Señor??.
Es por esto que el hombre ha contraído una enfermedad, que lo vuelve un ser extraño, incapaz de reflejar la luz, de fundirse con el agua, de recocerse hijo del sol??esta alienación ha desequilibrado a través de su acción los ritmos naturales y ha engendrado una gigantesca maquina que todo lo destruye??
Es por esto que renunciando a su ser más profundo, se ha dedicado acumular papel??poder??riqueza??perdiendo su fundante comunión con los equilibrios de la naturaleza y esto lo ha llevado a destruir, asesinar??
Es por ello que ahora intenta transformar en papel moneda todo lo que toca, así la vida??la naturaleza, el agua, la luz, el mundo vegetal??y la vida de los hombres, ante ellos en singular batalla los hijos de la Luz, los últimos guardianes de la vida??que están luchado en todo el mundo con la singular voracidad del capitalismo, que hemos descubierto no es una filosofía, ni una teoría económica, es una enfermedad??que nos desliza poco a poco rumbo al avismo??
Esta singular guerra tuvo una violenta, convulsa y dolorosa batalla en las colina de Bagua??en el Amazonia Peruano??Allí siguiendo una ancestral camino, los hijos de la luz, lucharon por la vida??por el aire, por el agua, por la selva??lucharon por los antiguos equilibrios del gran ecosistema cósmico, que el hombre intenta romper, con su ambición desatada??
Es tiempo de fundar el despertar de la humanidad, permitamos que la sabiduría del HUACO SHAMAN el Sanador ancestral, sane nuestra enfermedad, que nos impone una sed de poder y riqueza, para permitir entrar en nosotros es frescor de la Selva, la vida del agua, la luminosidad del sol??desterrando la oscuridad que nos divide??
Necesitamos salvar a la Amazonia, necesitamos salvar todos los hábitats de tierras indígenas, de las naciones antiguas, preservándolos como santuarios de la vida, ellos serán el último refugio de una humanidad herida.-
Porque la guerra final, la jugaremos en el corazón de cada hombre y en el corazón colectivo de la humanidad, tomaremos la decisión de volver a la comunidad de la vida, o elegir el camino del olvido??No habrá MUNDO NUEVO, SI NO NACE ANTES EN EL CORAZ?N DE LOS HOMBRES ESA SERA NUESTRA GRAN GUERRA FINAL??, UNA GRAN BATALLA SE HA GANADO EN LA SELVA AMAZONICA??
(Información recibida de la Red Mundial de Comunidades Eclesiales de Base)