RELIGIOSOS CENTROAMERICANOS EN CONFERENCIA MUNDIAL CONTRA LA VIOLENCIA

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Cristianos por la Paz

El obispo Martín Barahona, de la Iglesia Episcopal Anglicana de El Salvador, y la obispa Victoria Cortez, de la Iglesia Luterana de Nicaragua, asistieron a la Octava Asamblea Mundial de Religiones por la Paz, que se realizó en Kyoto, Japón, del 26 al 30 de agosto.

Líderes religiosos de más de cien países firmaron un documento final en el que se comprometen a confrontar la violencia en cada una de sus regiones y a luchar por una «seguridad compartida», en la que las religiones tengan un papel importante.

«En este tiempo que las religiones han sido secuestradas por extremistas, los líderes aquí en Kyoto han demostrado que son las comunidades religiosas, las únicas que tienen el poder para iluminar el camino hacia la paz», afirmó William F. Vendley, secretario general de Religiones por la Paz.

La declaración final multi-religiosa, llama a la acción urgente contra las distintas formas de violencia, incluyendo la que utiliza sacramentos y elementos religiosos. La Asamblea hizo veinte recomendaciones para los líderes religiosos, gobiernos, organizaciones internacionales y empresas.

Las recomendaciones principales tienen que ver con redireccionar la violencia hacia un sistema de seguridad compartida, apoyar la educación y a sus mismas iglesias. Centroamérica estuvo representada por el obispo Martín Barahona, quien asistió a la reunión con el respaldo y en nombre de «Religiones por la Paz de El Salvador», y por la única mujer obispo, la reverenda Victoria Cortez, de la Iglesia Luterana.

La reverenda Cortez es una salvadoreña radicada en Nicaragua. Demostrando lo que parece imposible en la vida real, líderes religiosos de Irak, Corea del Sur, Sri Lanka y Sudán, ilustraron su capacidad de «brillar juntos en zonas de conflicto». Con la intervención de Naciones Unidas también compartieron este espacio, religiosos shiitas, sunitas y kurdos tradicionalmente adversarios en Irak.

La presencia de 400 mujeres de 65 países se hizo notar en la Asamblea, proclamando: «nosotras elegimos la esperanza porque ese es el único camino para salir adelante».

Los religiosos centroamericanos compartirán a su regreso su experiencia y recomendaciones con los diferentes sectores de la sociedad. El Salvador es considerado el segundo país más violento de América Latina después de Colombia.