Llamamiento internacional contra la desnutrición en Etiopía

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Hilde FrajfordAfrol

Hilde F. Johnson, directora ejecutiva adjunta de Unicef, visitó esta semana la zona de Guraghe durante su recorrido por las regiones sureñas de Etiopía afectadas por la sequía. Al final de su visita, Johnson hizo un llamamiento urgente para que los niños, niñas y familias que sufren desnutrición reciban alimentos de inmediato.

«En las zonas más afectadas por la sequía, la situación es extremadamente grave», explicó Johnson. «En varias zonas existe la posibilidad de que muera un gran número de niños y niñas si no reciben ayuda con carácter urgente. El gobierno y sus aliados hacen todo lo que pueden por ayudarles, pero no ha sido posible satisfacer completamente las necesidades de la población y es necesario que se suministren más recursos».

Los niños y niñas constituyen el sector de la población más vulnerable al déficit nutricional y son los primeros que mueren cuando sus familias carecen de alimentos. Si no reciben tratamiento adecuado, los menores que sufren desnutrición aguda grave tienen entre un 25% y un 50% de probabilidades de morir.

La alimentación terapéutica no será suficiente por sí sola para satisfacer las necesidades nutricionales de los niños y niñas afectados por la sequía.

Junto a otros organismos de las Naciones Unidas y diversas organizaciones no gubernamentales, Unicef, que es el principal abastecedor de productos alimenticios terapéuticos en Etiopía, colaboró estrechamente con el gobierno de este país para dar una respuesta veloz y eficaz ante la crisis.

El gobierno de Etiopía calcula que en los 124 distritos gravemente afectados por la sequía hay unos 75.000 niños y niñas menores de cinco años gravemente desnutridos, y que 4,6 millones de pobladores necesitan ayuda humanitaria con carácter urgente.

Unicef, por su parte, requiere 28 millones de dólares que le permitan dar respuesta inmediata a las necesidades de los niños, niñas y mujeres de las regiones afectadas, además de 21,3 millones para llevar a cabo actividades paliativas y labores de preparación en varias zonas más amplias del país amenazadas por la sequía y la desnutrición.

«Hemos conversado con las madres, los padres, las abuelas, los abuelos y muchas otras personas en el terreno», comentó Johnson. «Todos ellos confirmaron lo mismo y transmitieron un mensaje claro: No hay comida. Es necesario intensificar las labores de ayuda, y es necesario hacerlo pronto».