Compañías cuyo paso a manos privadas gestionaron los ejecutivos entre 1984 y 2014 como Telefónica, Endesa, Repsol, Enagás o Red Eléctrica se convierten en el plan B de una élite política tras pasar por los ministerios.
Los magros beneficios que algunas de las grandes empresas privatizadas han obtenido en el primer año pandémico, junto con el hecho de tener o haber tenido en plantilla y con retribuciones elevadas como asesores, ejecutivos o consejeros a personas que mientras se desarrollaban esos procesos de privatización ocuparon destacados puestos en la política y en la Administración, provoca, tal y como puede comprobarse con un vistazo a las redes sociales, malestar en un país azotado por una crisis de magnitud descomunal que está llevando a una situación crítica al tejido empresarial y a las economías familiares.··· Ver noticia ···
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