Renald nuestro amigo -- Jacques Gaillot, obispo de Partenia

0
33

Partenia

Jacques Gaillot21.jpgVivía en un centro de acogida parisino. Desde hacía unos meses, venía por el Comité des sans logis -Comité de los sin techo-, una asociación de jóvenes inmigrantes que yo apadrino. Renald se sentía acogido: «Aquí, nadie me hace preguntas ».
Amaba la vida, la convivencia, el compartir. No soportaba la injusticia y participaba en los encuentros alter mundialistas.
Pero Renald estaba metido en la droga y el alcohol. Lo llevaron por urgencias al hospital, murió rápidamente, con 34 años.

Fue un choque para los que le queríamos. Su familia no se movió. Hacía años que se negaba a todo contacto con él. Los jóvenes inmigrantes de la asociación dijeron: « Ahora la familia de Renald somos nosotros. Vamos a ocuparnos de todos los trámites. Tenemos que hacerle un hermoso entierro ».

La ceremonia en la iglesia es conmovedora. « Por una vez, no me he aburrido » dijo uno de ellos. El ataúd de Renald, que portan sus amigos al compás del órgano, avanza lentamente en medio de la asamblea. Sobre éste descansa una preciosa foto rodeada de velitas. Leo lentamente el mensaje de las bienaventuranzas. Al final, todo el mundo se agrupa como un enjambre alrededor del ataúd para escuchar una pieza de Bob Marley: « Redemption Song », la canción preferida de Renald.

Luego nos marchamos para el cementerio de París, en las afueras, en el rincón de los pobres. Es duro ver el féretro hundirse en la tierra. Una amiga de Renald pone sobre él un pequeño estuche con diferentes objetos para el gran viaje, entre ellos una botellita de Ricard??Tiramos flores. Entonces los jóvenes empuñan las palas para cubrir el ataúd de tierra. ?ltima oración. Un último momento de silencio antes de despedirnos de aquél a quien queremos.
Regresamos hasta el local de la asociación para compartir el pan de la amistad. La fiesta gana la partida como le habría gustado a Renald.