A SU SANTIDAD. Fernando Delgado

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Jo no te espere

Ya sé que a Su Santidad le importa un pepino que alguien la espere o no. Haya o no quien no la espere, SS vendría de todas maneras, como es lógico. Si me hago esta absurda reflexión es porque de tanto desesperar los que la esperan han llevado a los que no la esperan a pensar que a SS podría disgustarle que no la esperen. Pero los que la esperan la esperan por algo más que por verla; quizá para que la escuchen los que no la esperan y se chinchen. No es que la esperen porque no hayan ido a verla a su trono o carezcan de medios para ir a verla.
Pero, sin querer ser indelicado con SS, que uno no es Cañizares, saldría más barato subvencionar a los que desean verla que traer a SS de viaje. Claro que una cosa es que deseen verla, tan visible como es ya, y otra que deseen esperarla. Mientras venía SS o no venía, esto ha sido un verdadero adviento. Pero en adviento se espera a un niño y no a un abuelo y, a pesar de eso, el adviento litúrgico está situado en el invierno y a sus fieles les ha faltado consideración al traer a SS en una calurosa dominica después de Pentecostés. Tan sólo acondicionarle el aire tórrido de julio, Santidad, nos ha costado a todos un riñón. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén salió mucho más barata, incluidos los gastos de la burra y de las palmas, pero no me imagino a SS en burra por las calles de Valencia.

Son otros tiempos y hasta Jerusalén es otra. SS también parece muy distinta a Jesús, sin juicio de intenciones y sólo por el físico. Parece SS más desganada, y no sólo para los viajes, pero al fin y al cabo Jesús era un chiquillo al lado de SS y SS parece más su abuela, Santa Ana, o su abuelo, san Joaquín. Pudo por joven Jesús haber sido un poco más duro, pero iba siempre en son de paz y dicen que SS no está por esas, por lo que me ahorraré contarle lo que de sobra sabe: que sus purpurados Rouco y Cañizares cuentan con un palio deshabitado y buscan un caudillo que lo habite para una nueva cruzada; no les sirve el demonio que nos gobierna por decisión democrática.

Pero qué le van a contar a SS de satanases… Por lo demás, le dé quien le dé la bienvenida y no se la dé quien no quiera, nuestros reyes se arrodillarán ante SS y, como sus coronas son de todos, que todos corremos con el gasto, considere a toda España, si le place, ante SS arrodillada. La Constitución no habla de genuflexiones. ¿O sí? Perdone, Santidad: a un visitante no se le hacen preguntas incómodas.