Asociación pro Derechos Humanos de Andalucía
Me llamo Gurpreet y represento a un grupo de 72 hindúes que actualmente residen en Ceuta. Tengo veinticuatro años y vengo de Punjab, ciudad de la India, capital de la religión Sikh. Es un lugar pobre, dependiente de la agricultura y es muy difícil encontrar trabajo. Tras terminar mis estudios y haber buscado durante un año y medio un lugar donde trabajar decidí abandonarla buscando un futuro mejor, en un lugar llamado Europa, donde nos decían que había trabajo. ?sta es nuestra historia.
Abandonamos la India hace cuatro años, con el poco dinero que habíamos reunido de nuestra familia, amigos, banco, etc. Unos quince mil euros cada uno, con la intención de buscar un lugar mejor donde vivir, resultando que en vez de desembarcar en Europa, nos dejaron en Burkina Faso.
La primera parada de nuestro viaje nos tomó cuatro meses hasta que pasamos a Mali. En Koulikoro esperamos cinco meses más. Allí la mafia nos robó nuestro dinero, pasaportes, ropa y nos dejaron sin nada. Llegamos entonces a la última ciudad de Mali, Gao, que es la puerta de entrada al Sahara. Allí nos fue muy difícil conseguir agua y comida. Tras un mes, finalmente entramos en el desierto, hacinados en una furgoneta con otras treinta personas. Ocho meses tuvimos que esperar para atravesar las arenas del desierto. Dejamos a muchas personas atrás por la falta de agua y medicamentos. Vimos muchos muertos.
En el desierto tuvimos que pagar dos mil euros para pasar a Argelia, exactamente en Gardaya. Al habernos quedado ya sin dinero, tenemos que ponernos en contacto con nuestras familias para que, como sea, busquen el dinero que nos piden y nos lo envíen para poder continuar nuestro viaje. Atravesamos Argelia, y en la ciudad de Argel la policía nos detuvo y nos condujo de nuevo a la frontera con Mali.
Volvimos a ser detenidos cuatro veces más, pagando de nuevo por cada nuevo intento de pasar la frontera. Tomamos entonces un camión que nos llevó hasta Maghnia. Allí vivimos en la montaña, en un improvisado campamento. No había ningún trabajo ni forma de subsistencia.
Teníamos que pedir comida y ropa para sobrevivir. Nueve meses más tarde dejamos Maghnia , con dirección Marruecos.
Después estuvimos de ciudad en ciudad, Rabat, Tánger??hasta llegar a Castillejos, donde la policía nos detuvo de nuevo. ?sto nos llegó a suceder hasta cinco veces más. La policía nos detenía y volvíamos al punto de partida.
Finalmente, en Castillejos, conseguimos pasar, unos escondidos en coches, otros en barcas. De los grupos que vinieron en barca, en uno de ellos murieron dos personas y los otros tres consiguieron alcanzar la costa.
Hemos pasado más de dos años en manos de la mafia para llegar aquí. Muchos de los nuestros han muerto de sed, por falta de comida, o atravesando el desierto. Nos han encarcelado, pegado y torturado.
Llegamos a Ceuta sabiendo que es una ciudad de España, de Europa, y nos sorprendimos al conocer que treinta y cinco minutos más allá, en barco, está Algeciras.
Llevamos en Ceuta 26 meses, y en este tiempo hemos visto como deportaban a muchos compañeros. Tras 18 meses en el CETI, el Delegado del Gobierno da a conocer que nosotros, los 72 hindúes volveremos a nuestro país de origen. Al conocer la noticia y a modo de protesta, nos fuimos a vivir al monte , para así intentar evitar nuestra deportación y buscar un buen final para nuestra historia. Aquí, en el campamento, la vida es dura, hace mucho frío, lluvias, picaduras y enfermedades. Además sentimos mucha tensión ante esta situación.
Hace un año, 32 personas de Bangladesh consiguieron que se les enviara a la Península tras permanecer tres meses en el monte. Los aceptaron a raíz de los terremotos e inundaciones que ocurrieron en su país, como acto de solidaridad. ¿Hace falta que mueran personas en la India para que se nos acepte a nosotros? Llevamos más de cuatro años sin ver a nuestras familias. Si somos deportados, no seremos nadie, no tenemos nada, estaremos muertos.
Rogamos, por favor, que se estudie de nuevo nuestra situación. Se considere la pobreza y dificultades del país de donde venimos y se entiendan las penurias pasadas por solo buscar un futuro mejor para nosotros.
Atentamente:
El grupo de 72 hindúes.
Firmas
Ante la situación de 72 indios, que llevan en Ceuta 26 meses, y que desde el 7 de abril del 2008 están huidos en el monte por miedo a ser deportados. Llevan más de cuatro años sin ver a sus familias Consideramos que es una injusticia y que se atenta contra su integridad al llevar más de dos años en una situación de limbo como con lleva la permanencia en el C.E.T.I. de Ceuta: sin trabajo, sin saber qué va a pasar con sus vidas, con la incertidumbre de que cada madrugada llegue la repatriación.
Actualmente, las situaciones de convivencia en el campamento clandestino son inhumanas: frío, hambre y nulas condiciones de higiene y sanidad (hay algunos enfermos por el frío con depresiones y crisis de ansiedad).
Por ello pedimos: la suspensión de la ejecución de la orden de expulsión dictada por el gobierno de Ceuta y su traslado a la Península por razones humanitarias.
NOMBRE Y APELLIDO:
DNI/PASAPORTE:
CIUDAD:
FIRMA:
Enviar Firmas a:
Paula Domingo C/ Adoratrices s/n El Sardinero 51002 Ceuta.