Enviado a la página web de Redes Cristianas
Somos el resultado de una serie de acontecimientos azarosos. Y no son pocas las veces en las que el azar interviene para condicionar, modificar o alterar la trayectoria de nuestras vidas. Y es que, ¿qué otra cosa es sino azar que nos toquen en suerte buenos o malos vecinos o buenos o malos compañeros de trabajo, que suframos un accidente de tráfico provocado por una tercera persona que se cruza en nuestro camino, que nazcamos en un buen o mal país o en buena o mala cuna, que vivamos cien años o desarrollemos un cáncer a pesar de llevar una vida ordenada?
¿Qué otra cosa es sino azar que te topes con un imbécil como el que derribó de una patada a una señora en Barcelona por el solo hecho de grabarla para reírse de la lamentable y miserable escena? ¿Qué otra cosa es sino azar que el matrimonio de ancianos de Barcelona que celebraba sus bodas de oro en un crucero, regalo de sus hijos, fueran asesinados en un atentado terrorista en Túnez? ¿Qué otra cosa es sino azar que las 150 personas que viajaban en el vuelo entre Barcelona y Düsseldorf cayeran al vacío desde una altura de 11.582 metros estrellando sus vidas contra un macizo rocoso?
Valladolid