25 de Abril Domingo Jn 10, 27-30 -- José María Castillo, teólogo

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En aquel tiempo, dijo Jesús: ?Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos y nadie puede arrebatarlas de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno??.

1. La conocida imagen del buen pastor es mucho más expresiva y tiene bastante más actualidad de lo que quizá imaginamos. Ante todo, porque la relación que Jesús establece entre el pastor y las ovejas es un tipo de relación que se explica mediante dos verbos: ?conocer?? y ?seguir??. Es una relación, por tanto, de trasparencia (conocimiento) y de cercanía (seguimiento). Nada, pues, de superioridad. Ni de dominación del pastor, ni de sumisión de las ovejas.

2. Es, por eso mismo, una relación que nada tiene que ver con ?lo jurídico?? y, menos aún, con ?lo político?? o lo meramente ?social??. Porque se trata de una ?relación de intimidad??. De donde se siguen dos consecuencias: 1) las ovejas tienen vida sin limitación (eso quiere decir la vida ?eterna?? – aionios); 2) y tienen además seguridad: nadie las va a arrebatar o las va a poner en peligro. La razón el clara: lo que nos da ?vida?? y ?seguridad?? en este mundo es contar con personas que nos garantizan transparencia y cercanía. Nunca dudas de esas personas y siempre las tienes cerca.

3. Las relaciones de los ?pastores?? con sus ?fieles??, en la Iglesia, tienen su modelo en la relación del pastor con sus ovejas, tal como la presenta Jesús. Es un criterio universal, que ha de valer a todos los niveles, desde el obispo de Roma hasta el simple sacerdote.