Enviado a la página web de Redes Cristianas
La ley que permitió tal crueldad sigue vigente y produciendo desmanes
Este crimen fue consecuencia extrema de preferir la Ley a la libertad del Evangelio. Como la muerte de Jesús: ?nosotros tenemos una ley y, según esa ley, debe morir?? (Jn 19, 7). Episodio violento de los muchos que jalonan la lucha por el celibato opcional. Cuesta trabajo creer que haya en la Iglesia tal apego a una ley que ha producido tantos males durante siglos y aún siga vigente. El mal no está en el celibato. Está en la ley que vincula necesariamente celibato y ministerio. Esta ley sigue rompiendo personas vitalmente, facilitando escándalos, hijos desprotegidos, mujeres invisibles, destierros impuestos, pederastia clerical, vicios ?contra naturam??, comunidades sin eucaristía…
En Argentina
En diciembre de 1847 el sacerdote Ladislao Gutiérrez y la señorita Camila O?Gorman abandonan sus domicilios. Llevaban algún tiempo ocultando su amor. Camila revela a Ladislao sentirse embarazada. Aquella sociedad no les dejaría vivir su amor, y menos, formar una familia. Deciden irse de Buenos Aires, y buscar un lugar para vivir su sueño. Piensan en Brasil. El 12 de diciembre huyen. Santa Fe, Paraná, Corrientes… En Goya, sin dinero, organizan una escuela, y viven tranquilos unos meses.
En Buenos Aires empieza a moverse el escándalo
La familia teme el deshonor y espera encontrarlos. El clero los busca para reconvenirles, ocultar la verdad y explicar la ausencia del clérigo por causa razonable. Por esto tardan diez días en denunciarlo. Consta que Manuel Velarde, teniente cura del Socorro, buscó a Ladislao (Carta del canónigo Palacio al general Rosas. Manuscrito en el archivo de Adolfo Saldías). El obispo Mariano Medrano, el provisor y el canónigo Palacio movieron sus hilos sin resultado. Ante el temor al delito de ocultamiento, acuden al gobernador J. Manuel Rosas. Exageran: ?constituía un procedimiento enorme y escandaloso.. contra el que fulminaban las penas más severas la moral divina y las leyes humanas??. El obispo: ?en cualquier punto que los encuentren a estos miserables, desgraciados infelices, sean aprehendidos y traídos, para que, procediendo en justicia, sean reprendidos por tan enorme y escandaloso procedimiento??. El provisor habla de ?suceso horrendo??. El canónigo Palacio: ?Pensé que la denuncia correspondía al teniente cura de su parroquia. Por otra parte, ?el tamaño del atentado??, y el interés que mostraba la familia en disimularlo, me pusieron en un conflicto que sin duda no me dejaba expedito para acertar con lo que mejor convenía??. El padre de Camila califica el hecho de ?atroz y nunca oído en el país??. (Nota del obispo y del provisor 21 y 24 diciembre. La Gaceta Mercantil 9 noviembre 1848).
El gobernador se vio contrariado por la tardía denuncia
Comprendía la hipocresía tradicional del clero en ocultar los vicios de sus miembros. Le molestó además que fueran tan crueles en calificar el hecho quienes lo habían ocultado más de diez días. La justicia quedaría burlada y sus enemigos políticos aprovecharían el caso para desprestigiarle. Cosas ambas ciertas. Activó sin demora los protocolos de búsqueda y captura: carteles, comunicación a los gobiernos federales de captura y envío a Buenos Aires… Un sacerdote reconoció a Ladislao en Goya y denuncia. Los remiten a Buenos Aires en buque de vela. Rosas pretende tratarles humanamente. Al capitán del puerto le ordena reserva absoluta, desembarcarlos a media noche y llevarlos a los sitios indicados. Así describe Pedro Rivas, autor de las ?Efemérides Argentinas??, el proyecto del gobernador:
?Convenidos otros arreglos para la instalación de Camila, como ser el de un subsidio para la Casa de Ejercicios, el modo cómo debía de llevársele la comida, pasó el jefe de policía llevándome en su compañía a la cárcel del Cabildo y ordenó al alcalde que inmediatamente hiciera asear el calabozo para recibir un preso que debía ser tratado con la mayor consideración; advirtiéndole que se mandarían los muebles necesarios, ropa, etc., y que el alimento le sería llevado diariamente de una fonda. Dos días después el calabozo bien blanqueado, encerraba los pocos muebles y más indispensables que cabían en él. Las dos piezas cedidas en los Ejercicios estaban también amuebladas, pero éstas con elegancia y hasta con todas aquellas minuciosidades que la coquetería femenil hace indispensable para el tocador de una joven educada en buena sociedad. La sirviente estaba allí aguardando las órdenes de su señora. Este departamento, como el de la cárcel, había sido arreglado por la mueblería del señor Blanco, situada frente a la iglesia de San Juan?? (Pedro Rivas tenía entonces a su cargo la mesa del despacho de los asuntos del gobernador, ministros, jueces de 1ª instancia con la policía).
?¿Hay en la tierra castigo bastante severo para el hombre que así procede con una mujer…???
Rosas quería enviar al cura Gutiérrez a la justicia ordinaria y a Camila a la Casa de Ejercicios para que se diera cuenta del engaño y volviera con sus padres. Los enemigos políticos de Rosas no le dejaron libre este camino: exageraron los tintes criminales, le culparon de ocultamiento y buscar la impunidad, fomentando así la corrupción de su gobierno. Así lo decía el diario ?El Comercio del Plata??:
?En Palermo (barrio de Buenos Aires, lugar de la residencia el gobernador J. M. Rosas) se habla de eso como de cosas divertidas, porque allí se usa un lenguaje federal libre. Entretanto el ejemplo del párroco produce sus efectos. Ayer un sobrino de Rosas intentó también robarse otra joven hija de familia, pero se pudo impedir a tiempo el crimen. Cualquiera de los dos es de la escuela de Palermo. El crimen escandaloso cometido por el cura Gutiérrez es asunto de todas las conversaciones. La policía de Rosas aparentaba o hacía realmente grande empeño por descubrir el paradero de aquel malvado o de su cómplice, más bien de su víctima… El infame raptor había sido colocado de cura por el canónigo Palacio. La familia a quien aquel criminal ha hundido en la deshonra pertenece a la parroquia confiada a tan indigno párroco. La joven que se dejó seducir por el infame manifestaba el deseo de tomar el hábito de monja: después de cantar en la iglesia desapareció con el raptor, quien completó su villanía, según se nos asegura, robándose alhajas del templo. ¿Hay en la tierra castigo bastante severo para el hombre que así procede con una mujer cuyo deshonor no puede reparar casándose con ella??? (El Comercio del Plata del 3, 5 y 7 de enero de 1848).
Rosas, como Pilato, se deja llevar por el apego al poder
Temiendo el descrédito social y político, decide imponer el castigo más fuerte. Consulta a juristas, que, de acuerdo con los antiguos Fuero Juzgo y las Recopiladas, le indican que puede aplicar la condena de muerte por los actos de sacrilegio que incluye la relación con un sacerdote. Los hechos se precipitan. El barco de vela no puede, por el viento, llegar a Buenos Aires, y se acoge a la costa de San Pedro. La autoridad portuaria les remite al campamento de Santos Lugares. Informan a Rosas, que ordena al mayor Antonino Reyes, jefe de Santos Lugares, separarles, ponerles grillos, tomarles declaración y remitirla inmediatamente. Al día siguiente, el 18 de agosto, envía a Reyes la orden de facilitarles los auxilios religiosos y fusilarlos. Reyes, esa misma mañana, envía una carta a Manuela de Rosas, amiga de Camila, pidiéndole que intercediera, y un oficio al mismo Rosas informándole del embarazo de la reo. El oficial de servicio, Eladio Saavedra, entrega carta y oficio a Rosas que inmediatamente remite a Reyes un apercibimiento por la demora en cumplir sus órdenes. Reyes encarga al mayor Torcida comunicar estas órdenes a los presos y llevar sacerdotes para que los preparen religiosamente. Al mayor Rubio le encomienda la ejecución. El confesor de Camila le da a beber agua bendita para el ?bautismo por boca?? ?por las dudas si había preñez??, según la moral bautismal (No es absolutamente cierto el embarazo, según Manuel Gálvez. Vida de Don Juan Manuel de Rosas, Ed. Tor, página 426, Buenos Aires 1949). Antes de ir al patíbulo, Gutiérrez preguntó a Reyes si Camila iba a ser fusilada. Tras saber la verdad, entregó a Reyes un papel: ?Camila: mueres conmigo: ya que no hemos podido vivir juntos en la tierra, nos uniremos ante Dios. Te abraza ? tu Gutiérrez??.
Rosas: ?las personas primeras del Clero?? querían este ?ejemplar castigo??
Creía la ejecución justo desagravio a la moral y satisfacción de los delitos, que se debe dar por la sola razón de justicia, para ejemplo del público. Así lo escribió ?La Gaceta Mercantil??, contestando a ?El Comercio del Plata??, que fustigaba hipócritamente a Rosas (La Gaceta Mercantil, 9 noviembre 1848). Veintidós años después a un amigo de Buenos Aires: ?Ninguna persona me aconsejó la ejecución del cura Gutiérrez y Camila O?Gorman, ni persona alguna me habló ni escribió en su favor. Al contrario todas las personas primeras del Clero me hablaron o escribieron sobre este atrevido crimen y la urgente necesidad de un ejemplar castigo, para prevenir otros escándalos semejantes o parecidos. Yo creí lo mismo. Y siendo mía la responsabilidad, ordené la ejecución?? (Copia testimoniada por el señor Máximo Terrero y en el archivo de Adolfo Saldías).
Rufo González