¿Qué estamos haciendo por Haití? -- Padre Luis Barrios (New York)

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?ltimamente yo he rezado menos, pero he amado más y todo lo que es amor es bueno
Camilo Torres Restrepo (El Cura Guerrillero)

Al combatir preguntas necias dentro de las realidades humanas, Ali Primera, músico, compositor, poeta y activista político comunista venezolano- escribió una canción por los años de 1980 ?La noche del jabalí- en la cual nos pregunta en presente: ¿Qué estamos haciendo por Haití?

Mientras unas personas se preguntan, ¿cuántas veces por segundo mueve las alas el colibrí? Ali Primera les cuestiona: mi hermano, mi hermana, pregunta por ejemplo, ¿qué estamos haciendo por Haití? Esta reflexión crítica, la cual en el contexto de lo sucedido con el terremoto, da la impresión que la escribió durante esta semana.

Lo que si deberíamos de tener claro es, que intencionalmente, por las clases dominantes tanto en el mismo Haití, y de diferentes gobiernos de Estados Unidos y de Francia, y con la colaboración del silencio descarado de países Latinoamericanos, se ha logrado con la intención de explotar y controlar, el invisibilizar, demonizar, criminalizar las luchas de resistencias haitianas.

Una vez más nos podemos preguntar exactamente lo que Ali Primera se preguntó: ¿que estamos haciendo por Haití? Ahora bien, cualquier respuesta solidaria para con Haití en este momento debe de estar acompañada del desenmascaramiento colonial que está viviendo por la fuerzas de ocupación de la ONU y de Estados Unidos; la denuncia de la explotación y saqueo de sus recursos naturales y humanos por parte de las Corporaciones que se alimentan de las políticas violentas del neoliberales capitalistas; y el beneficio de clase que es bendecido por las instituciones religiosas.

Esta violencia estructural del capitalismo hay que situarla en el contexto socio-histórico de no perdonarle a Haití el ser el primer pueblo negro-esclavo en este hemisferio en liberarse y expulsar a sus colonizadores. De nuevo, si nuestro acompañamiento y ayuda humanitaria no está cimentada con este proceso de denuncia, nuestra solidaridad y nuestras oraciones pasaran a ser acciones opresoras y diabólicas.

Ahora bien, durante toda esta ocupación de la ONU y del gobierno de Estados Unidos, nunca se les ocurrió por lo menos desarrollar una infraestructura de casas, carreteras, hospitales, escuelas, etc. Ahora vemos la indecencia y el descaro de querer socorrerles, como medidas asistencialitas que remuevan los sentimientos de culpa, cuando son parte de esta tragedia.

Por desgracia la ayuda humanitaria no radical de solo dar pan y no denunciar me trae a la memoria el escrito del hermano y compañero filósofo Carlos Marx, cuando nos dijo (y sigue diciendo): Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. La ayuda humanitaria sin cuestionamiento y denuncias es parte de este disparate de explicar sin querer transformar las realidades del pueblo de Haití.

Por lo tanto, recordemos que la violencia tiene un carácter histórico y, por consiguiente, es imposible entenderla fuera del contexto social en que se produce. De aquí el que no se resuelva con oraciones a Dios, sino mas bien con la acción revolucionaria del pueblo que erradica las estructuras opresoras. Es en esta acción salvífica que nuestra Diosa está presente.

Es por esto que en su canción, Ali Primera culmina ayudándonos a reflexionar cuando nos dice: No permitamos que el futuro nos pregunte, ¿qué hicieron ustedes por Haití? Solidaridad con denuncia es paz con justicia.

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Padre Luis Barrios
Iglesia de Santa María
New York, New York
15 de enero de 2010
lbarrios@jjay.cuny.edu