06/05/10.- Dice Jesús: «Cuando venga el Espíritu Santo, que enviará el Padre en nombre será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».
Anda por ahí un chiste que dice que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se van de vacaciones. El Padre quiere volver al Sinaí (recordar a Moisés, los Mandamientos, la liberación del pueblo de la esclavitud, etc.), el Hijo volver a Belén (nacimiento entre los pobres), Nazaret (trabajo de obrero), Galilea (curación de los enfermos, alimentación de los hambrientos, proclamación del Reino de Dios: fraternidad, justicia, igualdad, amor, Jerusalén (persecución, eucaristía, mandamiento nuevo, denuncia de los opresores, persecución, asesinato, sepulcro vacío…); y el Espíritu Santo dice: «yo quiero ir a Roma, porque nunca estuve…»
Sí, Espíritu Santo, te pedimos que vengas pronto a Roma para que quites lo antes posible tanto como allí sobra: riqueza, fastos, mitras, capelos, birretes, palios, prelaturas, báculos, anillos de oro, trajes de miles de euros, ceremonias ofensivas para los pobres, aclamaciones mundanas, autoritarismo, dogmatismo, ornamentos de lujo, títulos: «purpurado, santidad, santo padre, excelentísimo, reverendísimo, su santidad…»
Sí, Espíritu Santo, te pedimos que vengas a Roma para que pongas lo antes posible:
– compromiso con los pobres «dichosos los pobres porque vuestro es el Reino de los Cielos».
– compromiso con la justicia: «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia».
– compromiso con la fraternidad: «Uno solo es vuestro Padre: todos vosotros sois hermanos».
– compromiso con la igualdad: «a nadie llaméis señor sobre la tierra, el mayor entre vosotros, que sea el servidor de todos».
– compromiso con la austeridad: «los pájaros tienen nidos y el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
– compromiso con la verdad: «la verdad os hará libres».
– compromiso con los hambrientos, sedientos, enfermos, desnudos, encarcelados: «tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y fuisteis a verme, porque el templo vivo de Dios son las personas: ¿no sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? El templo de Dios es sagrado: vosotros sois ese templo de Dios vivo» (san Pablo).
Sí, Espíritu Santo, ven y recuérdales todo lo que nos ha dicho Jesús: Recuérdales bien el Reino de Dios, el Mensaje de Jesús, los hechos de su vida, su compromiso con los niños, los enfermos, las mujeres pobres y despreciadas, la igualdad absoluta de derechos entre hombres y mujeres: recuérdales muy claro que no hay derecho a que lleven dos siglos discriminando a las mujeres, porque Jesús no solo no lo hizo, sino que en el hecho más importante de su vida (la Resurrección) tuvo especialmente presentes a las mujeres.
Recuérdales muy claro que tienen que denunciar las injusticias y a los injustos que causan tanta injusticia que matan de hambre cien mil personas diarias, que no basta con pedirles que hagan benevolencia a quienes primero hicieron pobres, que hay que luchar por los derechos humanos de todos los hombres, también dentro de la propia iglesia y que firmen de una vez la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Recuérdales el Concilio Vaticano II, que parece que lo olvidan a querer, que se dejen de tradiciones de otros tiempos que hoy ya no valen, y vayan a la cabeza del presente («vino nuevo en odres nuevos»).
Recuérdales que pregunten y escuchen, que no lo saben todo. Diles muy claro que tú no eres patrimonio exclusivo de ellos, y que tú también siembras verdad en otras religiones, pueblos y culturas, incluso en quienes se confiesan agnósticos y no creyentes, que donde hay algo de verdad allí también estás tú.
Sí, Espíritu Santo, ven y recuérdales también que se preocupen mucho más de la Madre Tierra. Diles que tu ya desde el origen del Universo aleteabas sobre ella como nos cuenta el Génesis; que la Tierra puede vivir sin el hombre, pero no el hombre sin la Tierra; que tu también estás en los peces, las aves, las platas, los árboles, los animales; que vistes de hermosura a los lirios, que cuidas del alimento de los pájaros…
Diles que aprendan de las mujeres indígenas, que por mucha necesidad que tengan de las plantas para comida o medicinas, nunca cogen la planta entera, sino solo unas ramitas, y le piden perdón porque le van a quitar algo que era suyo; o de los mayas que por cada árbol que cortaban sembraban cinco semillas y te pedían perdón por quitar la vida a un ser al que tu se la estabas conservando.
Recuérdales con san Pablo en la Carta a los Romanos que todos los seres vivos están también llamados a la resurrección. Insísteles, Espíritu Santo querido, en esto, porque la Tierra ya está enferma, tiene síntomas de fiebre, se queda sin árboles y el sol la abrasa, unos pocos hombres, ricos y poderosos, se la están quitando a los africanos que al quedar sin tierras de cultivo se mueren de hambre. Diles que la Tierra tiene su dignidad y sus derechos.
Y a los que nos decimos seguidores de Jesús también nos sobran cantidad de cosas y nos tienes que recordar otras muchas, pero ya te las diré otro día. De momento tienes bastante con Roma. Me parece que vas a tener mucho trabajo, y que de vacaciones… te vayas olvidando.
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