?La filosofía nace de ocio pero la sabiduría nace saber escuchar los gritos?? Leon Felipe
Algunos señalan que muchos bautizados en la iglesia católica emigran a comunidades pentescostales. Para los más optimistas, el pentecostalismo es una estrategia del Espíritu para no olvidar que Cristo realmente salva personalmente, cuando ya nadie se siente salvado por las utopías políticas que cayeron. Para los pesimistas el pentecostalismo es la mejor herramienta que tiene el bushismo para tener la gente idiotizada sin pensar y adecuadamente alineada a los dioses del mercado.
El Cromagnon santiagueño para Gustavo Carreras ha sido, más allá de la tragedia, la posibilidad de «reinventar la iglesia» desde aquellos gritos. Doy a conocer su carta, para mí, un locus teológico. Después de un almuerzo en el que le pregunté a un obispo muy sensible y responsable de la pastoral carcelaria, acerca de qué le había parecido lo de Santiago del Estero, me dijo que lo había afectado y se había escrito un documento, y un sacerdote psicólogo que compartía la mesa me dijo que él sabía que había sido una reyerta entre presos que se pelean muy seguido.
Aquel mediodía carente de pasión, pensé que se podían acelerar -como dijera Toynbee- los valores que las masas perdieron y que podían nacer élites que encarnen en una iglesia no mala pero cansada, la frescura de los profetas y el espíritu crítico y la reflexión de los que quieren encontrar salidas urgentes de cara a las catástrofes morales. Así me sonó la carta de Gustavo que transcribo a nuestros lectores.
«Querido Leo:
Se trató de un genocidio lo ocurrido en Santiago del Estero con los presos.
Me dolió profundamente lo sucedido, derramé varias lágrimas al tener que contemplar nuevamente cómo un grupo de 34 seres humanos son tratados como si fuesen «basura que hay que quemar». A este hecho grave, en el que el estado es el principal responsable, se añade otro hecho indignante, la reacción de gran parte de la sociedad que expresaba «ahora puedo dormir tranquilo», refiriéndose a que son menos los delincuentes.
El Colegio de psicólogos me invitó a participar de un panel en el que se analizaba los hechos de violencia ocurridos en la provincia, hubo crímenes de carácter monstruosos que merecieron la reunión de distintos profesionales para analizarlos bajo el titulo «la locura generalizada». Yo comparé lo sucedido en el penal, donde murieron 34 presos entre los que había algunos que sólo tenían que pagar su condición de pobreza que los llevó en algún momento a robar una bicicleta o una garrafa, con los otros cometidos por «señoritos» de la alta sociedad en los que se permitieron «sacarle los ojos, apuñalarle los ovarios y el ano» a la propia esposa por «celos» aparentemente injustificados. En otro de los casos dos jóvenes de alrededor de los 19 años, torturaron a un homosexual cortajeandolo con una botella rota y luego lo arrojaron a un canal para que lo arrastre la correntada de agua.
Otro violó, mató y luego enterró en el fondo de su casa a una niña de seis años que era su hijastra… ¿Fue casualidad que las victimas sean mujeres y un homosexual? a la vez, ¿Fue casualidad que los victimarios eran personas de familias honorables, miembros de familias exitosas en el plano político y económico? Por otra parte, no «rotulamos» como seres descartables e indeseados a los pobres cuando los caracterizamos como «pobres y ladrones»…
Opino que comparando los dos grupos de crímenes podemos encontrar en la misma sociedad las ideas gérmenes de la violencia rayana a la locura . Los conceptos generalizados respecto de la mujer, los homosexuales y los pobres, tienen un alto potencial de violencia que se expresa en estos hechos que tanto lamentamos.
Disculpame la larga exposición de un sentimiento y algunas ideas,… ¡Cosas vederes Sancho, que no las crederes»… a pesar de todo quiero vivir y hacer algo bueno en esta vida. Un abrazo.
Gustavo
Las mujeres, los niños, los ancianos los pobres, las minorías sexuales en aquellos espacios que se encuentren cómodos y creciendo espiritualmente, refundan la iglesia como sacramento universal de salvación. Pero también es cierto que se puede estar refugiado sumando alienación en espacios contranatura, seminarios, cárceles, asentamientos. «Me pregunto si ésta no es la actitud generalizada de nuestra iglesia católica cuando no puede conectarse en serio con las catástrofes morales (genocidios, atrocidades sexuales por pedofilia, tráfico de influencias).
Las comunidades que contengan a estos pobres tienen oro en polvo, pueden llevar con ellas el proyecto de Dios. Las que no puedan desactivar a sus genocidas y sus pedófilos, las que obligan a sus casados y célibes a vivir en la clandestinidad NO desintoxican sus núcleos perversos. Le queda a los buscadores de calidad de vida el discernimiento. Como dijera Karl Rahaner, para no estar con los que aguantan el presente sino con los que crean el futuro.
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