El dicho más repetido de estos días, el que asegura que a un año nuevo le corresponde, casi por decreto, una vida nueva, no tiene visos de cumplirse en una parte de la población gaditana, la que vive en situación de exclusión social: casi un diez por ciento de los habitantes de Cádiz, un porcentaje que coloca a la ciudad a la cabeza de las capitales andaluzas en esta materia.
Así lo atestiguan los datos incluidos en el informe de la Asociación Pro Derechos Humanos, cuyos responsables no creen que se den los condicionantes necesarios para revertir una situación que organizaciones sociales, como Cáritas, palpan en el callado trabajo que día a día realizan con estas personas.
El informe de Derechos Humanos cifra en 12.259 las personas que en Cádiz forman parte de la población excluida, un 9,30 por ciento de los habitantes de la capital. Casi 4.000 hogares. Estos números sitúan a Cádiz como la primera capital andaluza con mayor índice de personas excluidas socialmente.
Rafael Lara, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos, explica que se considera pobreza relativa aquella en la que viven los hogares cuyos ingresos mensuales suponen menos de la mitad de la renta media, apenas 400 euros, y que aún existe un escalón más abajo: quienes disponen sólo de menos del 15 por ciento de la renta media, unos 150 euros.
Uno de los condicionantes de la exclusión, el factor económico, está provocado por distintas causas, con el paro a la cabeza, que desemboca en otras consecuencias. Como explica Lara, la exclusión «no es sólo un problema de ingresos o renta, hay otras muchas cuestiones que pueden estar relacionadas, como el paro persistente o crónico, la desestructuración familiar, las toxicomanías, la prisión, las enfermedades mentales o las dificultades de acceso a la vivienda».
En cuanto al rostro de la exclusión, desde Derechos Humanos se incluyen a las mujeres y a las personas mayores de 65 años dentro del colectivo más vulnerable. De hecho, la mayor tasa de pobreza relativa corresponde a hogares formados por personas de 65 o más años que viven solas, y después los hogares monoparentales compuestos por un adulto y al menos un hijo dependiente.
El Mentidero, La Viña, El Pópulo, Santa María, Guillén Moreno, Trille y el Cerro del Moro son los barrios de la capital donde más del 15 por ciento de sus habitantes se encuentran en situación de exclusión social. Rafael Lara reconoce que la capital ha dado un paso importante, con el soterramiento de la vía del tren, para tratar de romper la barrera física de la exclusión, pero advierte de que son necesarias políticas de vivienda, empleo y sociales más efectivas, no sólo parches, para acabar con esta dinámica. «De la exclusión se sale con trabajo», afirma Lara.