Entrevista a Pedro Miguel Lamet
-«El retrato. Imago hominis» es el gran acontecimiento del hombre. Todo retrato nos trae una noticia, la suya es de Cristo.
-Así es. Se trata de una investigación comprensiva. Intento que esté el aspecto histórico, el más estudiado recientemente, pero también el arqueológico, el geográfico y el aspecto humano y espiritual de Jesús a través de los testigos y el personaje principal, un tribuno llamado Suetonio, enviado por el emperador Tiberio, para estudiar la situación de las revueltas zelotas en Palestina.
-Realmente la literatura no ha dado una visión directa de Jesús, al contrario que el cine, donde a lo largo de cincuenta años de cine se han hecho diversos retratos de él.
-En la literatura se han hecho diversos intentos, desde «Quo Vadis» a «Ben Hur», pasando por «Cartas a Nicodemo» o «Marco el romano» de Nika Valtari. Ha habido algún intento, pero que se ha quedado en un Jesús bastante epidérmico. Falta que la nueva investigación histórica se incorpore a la novela y más en concreto, al personaje desde un punto de vista humano y teológico. La pintura ha hecho grandes esfuerzos en este sentido. Yo intento también hacerlo desde las nuevas coordenadas.
-Lo cierto es que el libro de Ratzinger y su «Jesús de Nazaret» ha revitalizado la cristología.
-Su libro es una obra excelente. Yo aprecio que haya sido escrita como teólogo y no como Papa, intentando no dogmatizar en sus opiniones. Es un gran libro de cristología y meditación, aunque no es un libro histórico.
-?sa es precisamente la mayor crítica que hacen de su libro los cristólogos.
-A mí me parece, no obstante, enormemente honesto, muy bien escrito y de muy interesante lectura, aunque el libro no es accesible a todo el mundo a pesar de que se esté vendiendo muy bien.
-Usted llega a Gijón a charlar sobre el padre Arrupe, general de la Compañía de Jesús. ¿Qué cambios se han producido en la Compañía desde la llegada de Benedicto XVI?
-Se ha distendido mucho la relación con el Vaticano. Ratzinger, como teólogo e intelectual, aprecia mucho la labor de la Compañía a través de los siglos y prueba de ello es el nombramiento del padre Ricardo Federico Lombardi como portavoz y director de los medios informativos de El Vaticano, así como el nuevo cardenal nombrado: el padre Navarrete. Yo creo que, en general, la Iglesia, y no sólo la Compañía, se ha distendido con su llegada. Ha aumentado la libertad dentro de la Iglesia. Ratzinger se ha dado cuenta de que es Papa y que dentro de la Iglesia y de la teología hay muchas cosas opinables.
-Pedro Arrupe sí se enfrentó, o al menos, sí resistió los ataques de Juan Pablo II. Usted escribió sendas biografías.
-Los dos fueron muy virtuosos, enormemente entregados y responden a culturas y mundos, si no opuestos, muy distintos. Juan Pablo II fue un luchador y Pedro Arrupe un dialogante. ?sa fue la gran diferencia que empujó a Juan Pablo a enfrentarse a Arrupe. Arrupe no quería, de ninguna manera, tener un enfrentamiento. Lo quería mucho y estaba deseando poder hablar con él, pero a mí me dijo que sólo le recibió dos veces y que no pudieron hablar más de diez minutos en cada ocasión.
-En su retrato de Juan Pablo II, ¿que razón se descubre para tal enfrentamiento?
-Pues él era un hombre con una teología muy dualista. Dios arriba y el hombre abajo, rescatado del pecado. En cambio, Arrupe era teyardiano en su formación y tenía la visión de que el hombre se salva desde dentro del hombre. Nace con la salvación. Su visión era opuesta. Aunque Juan Pablo II parecía moderno, era escolástico. En cambio, Arrupe estaba abierto al mundo actual. Mientras el Papa combatía el comunismo, Arrupe hablaba con los marxistas.
-Si se compara a Juan Pablo II con Benedicto XVI, se descubre que la gran sorpresa es Ratzinger.
-Su gran acierto ha sido bajar el listón del Papado y situarse dentro de la Iglesia, mientras Juan Pablo pretendía ser un referente mundial, una figura mediática universal. Benedicto XVI ha sabido situarse dentro de la Iglesia y está más preocupado por la pastoral que por dar lecciones al mundo.
-Usted fue el primer director de informativos de la COPE. ¿Cree que Federico Jiménez Losantos merece estar ahí?
-Se perdió una magnífica oportunidad: la no alineación de la Iglesia, idea que patrocinó Tarancón. Algunos obispos de la conferencia proponen esa identificación con la derecha. No todos están de acuerdo con esa línea. Me consta que Ricardo Blázquez no la comparte. Por otra parte, la actitud de Federico Jiménez Losantos no es propia de una emisora de la Iglesia. No es ni siquiera civilizada. El insulto no lo es. Además, resulta que la otra figura mediática es un pastor protestante. Todo esto demuestra que la situación de la Iglesia española es dramática.
-¿Cree que la beatificación de 498 pastores de la Iglesia es oportuna?
-Tarancón y Gabino Díaz Merchán dijeron que estaban en contra de eso. Esto es una consecuencia de la canonización masiva de Juan Pablo II que este nuevo Papa lo tenía como herencia, pero que le resta importancia al no participar con su presencia en las mismas canonizaciones.