El 24 de marzo celebramos el XXXI aniversario de martirio de ?scar Romero.
Su palabra sigue teniendo plena vigencia, y también lo tienen el testimonio de su vida y su fidelidad a la causa del Reino, que es la causa de los que tienen hambre y sed de justicia.
Es necesario hacer resonar en nuestro mundo su grito ¡cese la represión!
Hemos reflexionado sobre ello a propósito de los recientes acontecimientos en el Norte de África, y particularmente en Libia, pero también en otros lugares del mundo en los que se viola el sagrado derecho a la vida.
Este es el pensamiento fundamental de mi predicación: nada me importa tanto como la vida humana. Es algo tan serio y tan profundo, más que la violación de cualquier otro derecho humano, porque es vida de los hijos de Dios y porque esa sangre no hace sino negar el amor, despertar nuevos odios, hacer imposible la reconciliación y la paz. ¡Lo que más se necesita hoy aquí es un alto a la represión!1.
Denunciamos la tiranía y represión ejercida por el coronel Gadafi contra su mismo pueblo.
Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional, de la Policía, de los cuarteles. ¡Hermanos! ¡Son de nuestro mismo
pueblo! ¡Matan a sus mismos hermanos campesinos! Y ante una orden de matar que dé un hombre debe prevalecer la ley de Dios
que dice: ¡No matar! Ningún soldado está obligado a obedecer
una orden contra la ley de Dios…
En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno! En nombre de Dios: ¡Cese la represión!
2.
1En los textos enfatizados aparece la palabra de ?scar Romero con indicación de la fecha a la que corresponde. Este primero es de 16 de marzo de 1980.
223 de marzo de 1980.
1
El derecho de los pueblos a conquistar su futuro en libertad, justicia, dignidad y solidaridad es irrenunciable. No puede quedar alienado al servicio de los intereses despóticos de una persona, una aristocracia política, económica o bancaria, o en la defensa de un modelo de organización social injusto.
Tenemos que condenar esta estructura de pecado en que vivimos, esta podredumbre que presiona, lastimosamente, a muchos hombres a tomar opciones radicales y violentas. Los culpables son,
precisamente, los que mantienen estas estructuras de injusticia social que hacen perder la esperanza de que se puedan arreglar de otro modo más que por la violencia3.
Nos solidarizamos con el movimiento libertario de los pueblos árabes en sus anhelos de justicia social y libertad. Abogamos por la negociación política al conflicto de Libia. Nos unimos a las voces de todos aquellos que claman por una conferencia regional en donde participen los rebeldes, el gobierno
de Gadafi y los países árabes de la región, con el objetivo de terminar con la dictadura y posibilitar la transición política a una democracia participativa.
Las reivindicaciones sociales y políticas tienen que ser no de hombres aislados, sino la fuerza de un pueblo que clama unido por sus justos derechos4.
A pesar de la complejidad del conflicto libio, denunciamos la hipocresía de los gobiernos occidentales que sólo buscan sus intereses con el negocio de las armas y la explotación de los hidrocarburos. Ni la represión, ni la guerra, son las soluciones para el conflicto.
¡Callen las armas y florezca la racionalidad en un dialogo esperanzado y
esperanzador!
Ante el horroroso saldo de sangre y violencia…, quiero hacer, en nombre del Evangelio, un nuevo llamamiento a todos los sectores de los salvadoreños: a dejar los caminos de la violencia y buscar
con mayor empeño soluciones de diálogo, que siempre son posibles mientras los hombres no renuncien a su propia racionalidad y a su buena voluntad5.
Comité ?scar Romero de Murcia
Abril 2011
313 de enero de 1980.
416 septiembre 1979.
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Comité ?scar Romero de Murcia
www.comitesromero.org/murcia
murcia@comitesromero.org527 de enero de 1980.