«Rusia será aniquilada si decide usar armamento nuclear en esta guerra», dijo Josep Borrell hace unos días; la frase está pidiendo una coletilla que hasta al más tonto se le ocurre: «Y nosotros también». Nosotros también seremos aniquilados si la advertencia-amenaza de Borrell llega a cumplirse. Cuando el jefe de la diplomacia europea, cuya tarea se supone que debe ser facilitar el diálogo y las soluciones negociadas, utiliza este lenguaje de matón de barrio, en este caso el barrio es Europa y quizás el mundo, hay razones para pensar que lo peor se está fraguando paso a paso sin que nadie, nadie de quienes tienen poder para hacerlo, lo evite ni quiera evitarlo.
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