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Triunfo internacional de centrales sindicales y redes sociales
Organizaciones sindicales mundiales y un centenar de empresas del vestido y
marcas de moda firmaron un acuerdo histórico que entró en vigor el 1 de
septiembre. Detrás de la letra aparece la fatídica sombra del desastre de Rana
Plaza, en Bangladesh, y el sufrimiento cotidiano de millones de trabajadora-es
textiles del mundo entero.
El acuerdo vela por la seguridad en los centros de trabajo en Bangladesh y, lo que
es novedoso, anticipa la ampliación de medidas de protección en el sector textil en
otros países.
A partir del 24 de abril del 2013, una parte sensible de la sociedad planetaria
empezó a observar con ojos más críticos las condiciones de producción de la ropa
de ?marca?? que vestimos, muchas veces adquirida a precios irrisorios en la tiendas
europeas, estadounidenses e incluso latinoamericanas.
Esa toma de conciencia nació de las cenizas de una tragedia laboral sin parangón
ocurrida ese día: el derrumbe de Rana Plaza, una fábrica textil de Bangladesh, en la
que perecieron 1.134 personas y hubo más de 2.500 heridos, muchos de ellos
inválidos para siempre. Era un edificio absolutamente inestable e inseguro, de ocho
plantas, en Savar, a las afueras de la capital Dacca, en el que 5.000 trabajadora-
es, especialmente mujeres, cosían para cinco contratistas locales que abastecían a
una treintena de marcas internacionales. La estructura edilicia, que se encontraba en
pésimas condiciones y había sido motivo de repetidas denuncias por parte de los
propios empleados, se derrumbó en cuestión de segundos.
Bangladesh posee la tercera mayor industria de la confección del mundo, solo por
detrás de China y Vietnam. En 2019, contabilizaba unas 4.000 fábricas en ese sector
que ocupaban, al menos, 4 millones de trabajadora-es. El sector textil genera el 16%
del PIB nacional y sus exportaciones de un valor de 34.000 millones de dólares
representan el 80% del total de las ventas de ese país hacia el exterior.
Acuerdo sangriento
Las grandes empresas internacionales de moda y los sindicatos acaban de firmar el
Acuerdo Internacional para la Salud y la Seguridad en la Industria Textil y de la
Confección, que preserva y amplía el Acuerdo de Bangladesh. Este había sido
suscrito por primera vez en 2014, tuvo una validez de 5 años, fue renovado por 24
meses adicionales y perimió en mayo pasado. ( https://bangladesh.wpengine.com/wp-
content/uploads/2021/08/Agreement-on-International-Accord-press-release-FINAL.pdf ).
Fue decisivo en el proceso de discusión, firma y renovación del acuerdo nacido de
las lágrimas de Rana Plaza, la activa participación de varias redes internacionales ?
conocidas como testigos signatarios–, entre las que se encuentran Worker Rights
Consortium , Maquila Solidarity Network , la International Labor Rights Forum y la
Campaña Ropa Limpia (Clean Clothes), una de las más activas en esta temática,
que colabora con 200 organizaciones y está presente en 17 países europeos (
https://ropalimpia.org/quienes-somos/ ).
A finales de agosto, esos actores de primer nivel de la sociedad civil, expresaron
públicamente su satisfacción por este nuevo Acuerdo Internacional de Seguridad,
que mantiene los elementos vitales del precedente Acuerdo de Bangladesh. Entre
ellos, la aplicabilidad legal de los compromisos por parte de las marcas;
la supervisión independiente del cumplimiento de los compromisos de dichas
empresas; la obligación de pagar a los proveedores precios suficientes como para
garantizar lugares de trabajo seguros y la obligación de dejar de hacer negocios con
cualquier fabricante local que se niegue a operar con mínimas exigencias de
seguridad.
Esas redes internacionales solidarias, promotoras de un intenso trabajo de cabildeo
y presión, consideran que este modelo de consenso logrado con el acuerdo, que ha
salvado miles de vidas en ese país asiático, se extenderá ahora a otros países en
los que la-os trabajadore-as corren peligros diarios. Exigen, además, que esta
internacionalización se lleve a cabo con rapidez y sin reservas, en beneficio del
sector obrero textil y de la confección, el cual desde décadas reclama mejores
medidas de seguridad.
En virtud del nuevo acuerdo la perennidad de los avances logrados en Bangladesh
en los últimos ocho años en materia de seguridad de edificios y contra incendios, así
como la extensión futura del mismo a otros países, se garantizarán a través de una
Secretaría del Acuerdo. Este deberá ser un organismo de supervisión totalmente
independiente con autoridad para verificar y hacer cumplir los compromisos
asumidos a las empresas signatarias. Algunas de las más conocidas entre las
nuevas signatarias son: Aldi, Benetton, El Corte Inglés, Carrefour, Esprit, HyM,
Hugo Boss AG, Puma, Tchibo GmbH y Zalando SE, Mango, Joh Lewis
( https://internationalaccord.org/signatories ).
Desde la firma del primer acuerdo, hace ya ocho años, se han llevado a cabo más
de 38.000 inspecciones en las fábricas de Bangladesh, y casi 200 de ellas han
perdido sus contratos debido a normas de seguridad insuficientes. Los sindicatos
constatan que en las fábricas que han sido sujeto de inspección no se lamentaron
nuevas víctimas a causa de incendios.
Victoria sindical
A fines de agosto, un comunicado dado a conocer en paralelo en Ginebra y
Ámsterdam, consensuado entre un centenar de empresas y los sindicatos
internacionales IndustriALL, Global Union y UNI Global, asegura que el nuevo
acuerdo vigente desde inicios del mes mantiene los compromisos jurídicamente
vinculantes sobre seguridad en el lugar de trabajo en ese país del subcontinente
indio y promete ampliar el programa a otros países ( https://caongd.org/campana-ropa-
limpia-las-ong-firmantes-del-acuerdo-de-bangladesh-dan-la-bienvenida-a-un-nuevo-acuerdo-vinculante-sobre-la-seguridad/ ).
Recuerda que al igual que su predecesor, se trata de un instrumento jurídicamente
vinculante, es decir de aplicación obligatoria, entre las empresas y los sindicatos con
el fin de reforzar la seguridad de las fábricas textiles y de confección.
El mismo ratifica los elementos fundamentales que aseguraron el éxito alcanzado en
la etapa previa: el respeto a la libertad de asociación, administración y aplicación
independientes; un alto nivel de transparencia; disposiciones que garanticen la
viabilidad financiera de las medidas correctivas; el establecimiento del Comité de
Seguridad, así como la implementación del programa de seguridad y de un
mecanismo de reclamo creíble e independiente.
En Bangladesh, el acuerdo es aplicado por el Consejo de Sostenibilidad, un
organismo nacional tripartito e independiente. Algunas de las novedades que
refuerzan el nuevo documento que acaba de entrar en vigor son: el compromiso de
centrarse en el programa de salud y seguridad en Bangladesh; la creación de un
mecanismo creíble de cumplimiento y responsabilidad en todo el sector textil; el
compromiso de ampliar la labor del Acuerdo Internacional sobre la base de estudios
de viabilidad, así como la opción para ampliar su alcance para abordar la diligencia
debida en materia de derechos humanos.
Cuando sindicatos y redes internacionales proponen extender la aplicación del
acuerdo a otros países, argumentan condiciones dolorosas en muchas fábricas en
Pakistán; recuerdan la muerte de 28 trabajadores en febrero pasado en un taller
textil en Marruecos; así como los 20 decesos en marzo de este año en una fábrica
textil de Egipto; y los 17 trabajadores que perecieron el pasado 27 de agosto en
Mehran, Pakistán, a raíz del incendio en una fábrica que producía bolsas y que tenía
bloqueadas las salidas y ventanas.
Se cierra una etapa formal marcada por la rúbrica del nuevo convenio. Pero no se
acaba el proceso en marcha que intenta ampliar el número inicial de las empresas
signatarias. Sindicatos internacionales y redes solidarias no bajan la guardia. En
cada país europeo siguen interpelando a las marcas de moda y les exigen mayor
responsabilidad social. Disputa abierta, paradigma de una nueva globalización, la de
la solidaridad sindical.