UNIDOS Y NUNCA MÁS ENFRENTADOS. Iglesia de Base de Madrid

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Iglesia de Base de Madrid

Como cristianos de base, creemos que, a la hora de asegurar la unión y colaboración entre las diversas religiones, hay que partir de unos cuantos presupuestos fundamentales:
1. Hoy, debido a la globalización, estamos en una situación nueva donde los pueblos y culturas conviven más cercanos y mezclados con sus credos religiosos, pero afrontando problemas y tareas comunes. Los problemas humanos de todos salen a primera línea y pasan a un plano más particular las creencias religiosas. Este hecho hace que la gente considere lo humano como universal y, por tanto, como prioritario y relativice lo religioso.

En todo caso, lo religioso se mantiene pero con la convicción de que debe servir para ayudar a todos a resolver los grandes problemas de la igualdad, de la justicia, de la libertad y de la paz. Religión que intente llevar a los suyos por caminos de aislamiento, exclusión u hostilidad no tiene futuro. Antes que creyentes de tal o cual religión somos humanos. La convivencia humana tiene su marca, base y vinculación primaria en la dignidad del ser humano.

2. Cristianismo e Islamismo tienen un origen, unos iniciales fundadores, una doctrina y unas prácticas, unas instituciones y unos representantes que les dan unidad y cohesión y, también, una historia que, se quiera o no, expresa su manera de comportarse en las múltiples situaciones de la vida individual y social. Dentro de esa historia, resulta indudable que Cristianismo e Islamismo se han movido y relacionado tanto hacia dentro como hacia fuera con un componente relevante de violencia, que ha supuesto mucha crueldad y sufrimientos incalculables para muchos y una clara transgresión de postulados básicos de ambas religiones. Esta trayectoria está escrita, pertenece a la historia y uno y otro debieran tenerla siempre presente para deplorar y pedir perdón por tanta inhumanidad, hacer una autocrítica, comprometerse a estudiar y alejar las causas de esa violencia y no utilizar nunca más la religión coactivamente contra nadie.

3. Nadie está libre de pecado. Y la historia dirá en qué medida Cristianismo e Islamismo practicaron la violencia sucumbiendo al engaño del poder y de otros intereses impropios de la religión. Consideramos anacrónico y descolocado afrontar las relaciones entre Cristianismo e Islamismo desde un punto de vista apologético, que en el fondo esconde y añora posiciones arrogantes, en el sentido de seguir considerándose superior y mejor que el contrario. Todos debemos estar dispuestos a reconocer nuestros errores y, antes que señalar o condenar los errores del otro, comenzar por admitir los propios. Esto se llama humildad, condición indispensable para respetar la verdad del otro y entablar un enriquecedor diálogo.

4. En el fondo, determinados planteamientos doctrinales excluyentes, al igual que reacciones enardecidas intolerantes expresan lo mismo: que sólo la propia religión es la verdadera y no se admite crítica alguna contra ella. Este es el mal, no admitir que las religiones son todas ellas caminos de salvación, diferentes ciertamente, y que su cometido es unirse en lo común y fundamental ? que es lo más y lo más importante- y que cada una de ellas tiene derecho a proponer su mensaje, nunca a imponerlo y que el avance entre ellas se da con un diálogo riguroso y respetuoso, humilde, que admite la alterocrítica y autocritica.

5. Las críticas y malestar suscitados por las palabras del Papa, pronunciadas el 12 de septiembre en la universidad de Ratisbona, no recogen seguramente la totalidad e intención última del discurso, pero tienen fundamento por determinadas frases citadas en él. Al establecer la relación entre Cristianismo e Islamismo trayendo a cita el diálogo entre el emperador Manuel II Paleólogo y un erudito persa, está claro que el islamismo queda malparado por no incluir en su contenido la racionalidad helénica o filosófica del cristianismo, favorecer la imagen de un Dios arbitrario y déspota y propiciar en el ámbito intramundano la violencia.

Cuestión esta académica, digna de estudio, pero inoportuna y, sobre todo, contradicha enormemente por el desarrollo histórico del Cristianismo. ¿Qué tipo de racionalidad ha guiado al Cristianismo en sus gestas históricas de la Conquista, de la Colonización, de la Inquisición, del exterminio de otras Religiones, del Patriarcalismo-machismo? Habrá qué mirar y diseñar bien la Europa que ese Cristianismo creó, frente a otra Europa defendida hasta el martirio por muchos e ilustres seguidores del Cristianismo originario, del Evangelio liberador.

6. Ciertamente, tiene razón el Papa cuando afirma que en el mundo moderno hay una reducción indebida de la razón, que excluye a Dios (y a la ética y a la religión) del horizonte de la verdad y de la búsqueda humana y que ?no actuar razonablemente es contrario a la naturaleza de Dios??. Pero, averiguar hasta qué punto el mundo moderno ha perdido rumbo por excluir a Dios o las religiones se han extraviado por ?no obrar razonablemente?? es cuestión que no se puede resolver abstractamente o en una confrontación apriorística sino apelando también a lo ocurrido en la historia.

7. El clamor que, a propósito de lo ocurrido, nos llega no es para atizar el prurito de la mayor o menor grandeza de las religiones, sino el propósito de convocar a todos a que, sin eludir las lecciones de la historia, aprendamos a respetarnos, dialogar y, sobre todo, unirnos en las grandes causas de la justicia, de la libertad y de la paz.