¿Ser católico implica ser monárquico? ?sta es la pregunta que subyace en el artículo ?El trono y el altar??, de Manuel de Unciti, publicado en el número 904 de la revista 21rs. En él, y en el marco de los recientes ataques a la Familia Real española, el periodista analiza la actuación de dos altos cargos de la Iglesia española al erigirse, ?loas ditirámbicas?? mediante, en defensores y portavoces de un cristianismo monárquico, limitador de la libertad política de los fieles.
A raíz de las quemas de fotografías de los Reyes ocurridas recientemente en Cataluña, el periodista Manuel de Unciti analiza en su artículo ?El trono y el altar??, publicado en el número de noviembre de la revista 21rs, la alianza entre ambos poderes, una alianza que no parece obsoleta a la luz de la reacción de dos altos cargos de la jerarquía católica ante dichos acontecimientos.
?Por tierras de Cataluña ?Gerona, Barcelona? la juvenil intransigencia nacionalista o independentista de unos pocos centenares de mozos ocupó la vía pública al grito de ?fuera los Borbones??. Los más osados de los manifestantes se armaron de valor (¡) y prendieron fuego a unos posters con la efigie de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía. El espectáculo resultó zafio y grotesco; y desde todos los rincones de la nación se fueron alzando voces con el propósito de reparar la ofensa inferida a Sus Majestades??, contextualiza Unciti.
?¡Nada más puesto en razón!??, continúa el periodista. ?En uso de su libertad de ciudadanos de un país democrático, los fieles a la monarquía se sintieron impulsados a hacer pública su adhesión a la Corona y su condena de la actuación incivil de la juventud independentista catalana????. Ahora bien, añade Unciti: ?El Nuncio Apostólico, monseñor Monteiro, por una parte, y el cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, por otra, tuvieron a bien sumarse públicamente a las voces que trataban de reparar la ofensa a los reyes.
Pero, al proceder así, ¿no se estaban pasando unos cuantos pueblos? La libertad de la que hacían gala, ¿no estaba coartando la libertad de otros muchos fieles cristianos que no comulgan con la institución monárquica y que se definen, por el contrario, amantes de la república???.
Los fieles, ?como es bien sabido, cuentan con una total autonomía en lo temporal y su condición de creyentes no les fuerza a sentirse y a declararse monárquicos o republicanos. Y es aquí, en el ámbito de las opciones libres, donde rechinan un tanto las enfervorizadas declaraciones de la Jerarquía en exaltación de la institución monárquica. Cuantos, siendo cristianos, hayan optado libre y conscientemente por la república, soportan mal las loas ditirámbicas de la Corona. Y lo peor es que con tales declaraciones por delante, el interesado va haciéndose a la idea de ser un poco menos cristiano que los creyentes monárquicos. ¡No estaría de más que obispos y nuncios extremaran su alertada atención a no interferir en la libre opción política de los creyentes!??.