Enviado a la página web de Redes Cristianas
Un trozo de mi carne
se desgarra en las concertinas de Melilla.
Un trozo de mi carne
se congela en las tiendas del campo de refugiados.
Un trozo de mi carne
se hunde en las frías aguas del Mare Nostrum
Un trozo de mi carne
vaga por las calles en los 3.000 menores extranjeros
que vagan por España sin sus padres.
Un trozo de mi carne
llega en patera a las costas andaluzas
Un trozo de mi carne
sufre en los CIES aislamiento y amenazas.
Un trozo de mi carne
se desangra en Alepo
Un trozo de mi carne
muere en Gaza por bala israelí
Un trozo de mi carne
muere de hambre en cualquier país africano.
Esto no lo digo yo,
que no soy tan solidario
para hacer mío tanto desgarro.
Me lo ha dicho el Evangelio
de Jesús de Nazaret que andaba por los caminos
sanando cuerpos y liberando corazones.
Me lo dice
un Dios que sufre con los que sufren
con la impotencia de la compasión
y el poder del amor hecho misericordia.
Y me lo dice la solidaridad
de personas que hacen suya la humanidad sufriente
y la hacen humanidad amante.
Deme Orte (Febrero 2017)