¡Tan amado pero tan obstaculizado! -- Marco Politi-Roma.

0
167

Reflexión y Liberación

Ahora, vemos con qué cuidado había preparado Francisco su última carrera.
El Domingo de Ramos, antes de aparecer en la Plaza de San Pedro, se había confesado. El Viernes Santo había confiado sus meditaciones al Vía Crucis. El domingo de Pascua –después de la bendición urbi et orbi impartida con voz entrecortada– quiso que el recorrido en papamóvil por la plaza se prolongase también por un tramo de Via della Conciliazione, casi como para representar, para el cuerpo rígido en busca de aire, un último viaje hacia el mundo. Ver noticia original en …