Tras las protestas que comenzaron en diciembre pasado y eclosionaron en abril todo habían cerrado bastante bien en Sudán, para los miles de manifestantes que se habían congregado en Jartum, y en muchas otras ciudades y pueblos del país, exigiendo la renuncia de Omar al-Bashir, el autócrata que gobernó el país durante 30 años (Ver: Sudán, entre la primavera y el abismo.)
Los altos mandos del ejército, quizás azuzados por los recuerdos, de la Primavera Árabe de 2011, reaccionaron positivamente y de inmediato se ?invitó?? al déspota, a que renunciara para instalar un Consejo que acordaría el llamado a elecciones. Pero todo había sido demasiado ?civilizado??, demasiado ?republicano?? para que saliera bien.··· Ver noticia ···
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