Ser el Mundo que soñamos -- Pedro Pierre

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

La situación ecuatoriana está envenenada por el odio, la mentira y el caos mundial que está promoviendo el presidente fascista Trump. Esto nos exige ubicarnos y clarificar los grandes ejes de nuestra vida personal. Si no lo hemos hecho, nunca es tarde para dedicarse un momento a esta tarea indispensable.

Los que dicen “No me meto en política” … son los que están más metidos porque no se dan cuenta que se dejan manipular por los medios de comunicación, la educación familiar o escolar, o la religión… o con todos estos factores a la vez. Todos hacemos política, porque todos hacemos parte de la organización o desorganización de nuestro país, porque en eso consiste la política: organizar una nación para su mejor desarrollo y su mayor bienestar.

¿Nos hemos interesados en los planos de gobiernos de los 2 candidatos para el sufragio del próximo domingo? ¿O nos dejamos llevar por aproximaciones, intereses personales, razones secundarias sobre la personalidad de cada candidato, los mensajes de los chats, de tiktok o la propaganda en la televisión?

¿Nos hemos sentado a conversar con otros para escucharnos… si somos capaces de escuchar a los demás? ¿O nos dedicamos a condenar a quiénes no están de acuerdo con nuestros puntos de vista porque no piensan como nosotros? ¿Somos personas de relación o nos encerramos en el infierno de la soledad e el individualismo?
“¡Primero lo primero!”, dicen los alcohólicos anónimos que quieren mantenerse sobrios.

Es decir: ‘Comencemos por el comienzo’, y el comienzo somos nosotros. ¿Cuál es el plan, el proyecto, el programa de nuestra vida personal? ¿Adónde apuntamos conscientemente? ¿Con quiénes conversamos estas cosas tan importantes de la vida, de la fe y de los compromisos de cada uno? “¡A río revuelto, ganancias de pescadores!” Si no comenzamos por nosotros, si no estamos claros sobre el camino a seguir, otros deciden por nosotros y nos conducen adónde a ellos les intereses y les beneficia… a costa nuestra.

A ver si destacamos unos pocos criterios -4 en este caso- que nos pueden guiar y servir de brújula para no perder el norte y no andar en la vida “¡perdidos como perros en procesión!”. Primero ¿cómo nos comportamos con las cosas, los bienes, el dinero o la riqueza que es acumulación de dinero? Es decir ¿quién es el dueño en nuestra casa personal?

¿Decidimos nosotros o son los bienes que tenemos o que deseamos que deciden por nosotros? Los bienes de la tierra son de todos y para el beneficio de todos. En este caso de las cosas, el dinero y los bienes, el criterio es: el compartir equitativo. Sí, compartir porque lo que no necesitamos pertenece a los demás. Además, para los cristianos, Juan Bautista nos dice “Quién tenga que comer comparta con aquel que no tiene y quién tiene 2 abrigos dé un al que no tiene”.

Segunda revisión: Con los demás. Somos seres de relación, nadie es una isla, todos dependemos de todos, todo y todos estamos interconectados, todos nos beneficiamos y nos aprovechamos de todos. Preguntémonos primero si somos humanos, es decir, si nos gusta relacionarnos con los demás. Entonces califiquémonos ¿cuál es nuestra manera de relacionarnos con los demás? ¿Es por necesidad, por interés, por curiosidad, por amistad, porque es natural relacionarnos?

La relación es como el aire que respiramos: si no la cultivamos, nos ahogamos, nos destruimos personalmente. La ausencia de relación es una enfermedad. Aquí también el criterio que nos debe guiar es participar sin dominar, sino armonizándonos. A los cristianos, Jesús nos dice de ‘fraternizar’: “No llamen a nadie ‘padre’ porque tienen un solo Padre y ustedes son hermanos” –

“El más grande es aquel que mejor sirve a los demás”.
Tercer criterio s refiere a nuestra capacidad de elaborar ideas, pensamientos, proyectos, ideologías… porque tenemos esta capacidad que nos hace únicos: la conciencia que existimos, la capacidad de expresarnos creativamente.

¿Desarrollamos nuestras capacidades de pensar, de sentir, de crear, de ahondar en la conciencia de nosotros, de entrar en nuestra identidad e intimidad profunda?… afín de no ser superficiales, con ‘seso de pájaro’. En esta parte, el criterio es expresarnos sin engañar, comunicar con transparencia. A los cristianos, Jesús advierte que “¡el diablo es el padre de la mentira!”

El último criterio se relaciona con la espiritualidad ya que somos mucho más de lo que parecemos. Somos ‘polvo de estrellas’, ‘semilla de infinidad’, ‘partícipes de Dios’… Este profundidad e inmensidad nuestras, hay que respetarlas y cultivarlas, eso quiere decir, conocerlas, cuidarlas, y fomentarlas. ¿O somos tan ajenos a nosotros mismos? Si es así, ¡con razón estamos ‘tan perdidos’…

¡Soñemos entonces! Soñemos desarrollar estas capacidades nuestras y profundicemos los criterios que nos permitirán desarrollarnos armoniosamente. Soñemos la ‘personalidad’ única que estamos llamados a ser. Trabajemos a la familia que soñamos, conversándolo con nuestra pareja y nuestros hijos. Soñemos en la vecindad que nos gustaría tener: Construyamos relaciones de cercanía, de respeto, de convivencia para sentirnos y hacernos felices los unos con los otros.

Finalmente seamos el país que soñamos. Fomentemos el compartir y la equidad, la participación y la convivialidad, la expresión y la transparencia, el cuidado de la vida y la comunión con la naturaleza. Pensemos que estos criterios deben orientarnos para elegir la persona que va a dirigir con nosotros las riendas del país. ¿O queremos seguir en más de los mismo?