El rincón del peregrino
Me proteges cada día como cordero tuyo, y yo me ocupo de tus cosas alabándote todos los días,
Señor, Tú me das la vida cada madrugada
Y yo no reparando en ello
respiro con dificultad cada día
Y así sobrevivo hasta la extenuación.
Así tú lo has dicho. Ver noticia original en …