Enviado a la página web de Redes Cristianas
Fuente: Observatorio eclesial
Este año se han cumplido todos los pronósticos de las
instancias internacionales encargadas de medir la tem-
peratura del planeta. Igualmente, sus efectos en la co-
munidad de naciones: calor extremo y/o frío intenso y
nieve en abundancia. Como nunca. A la vez, incendios
forestales y lluvias torrenciales cuando menos se espe-
raban.
Aún continúa la ola de calor en Europa, el norte de Áfri-
ca, Medio Oriente. Igual en Asia y en Norteamérica. Y
abundan los incendios forestales en Grecia, Francia y
Portugal, por ejemplo. Los peores, en España. Son ya
400 mil las hectáreas consumidas por el fuego, princi-
palmente en regiones como Castilla y León, Galicia y
Extremadura. El tema se volvió político.
El gobierno atribuye lo que sucede al cambio climático y
a la falta de prevención en las comunidades autónomas
afectadas, que preside la derecha. Y ésta culpa a los
pirómanos y al gobierno central por no apoyar adecua-
damente.
Pero hay otra causa: en 13 años se redujeron a la mitad
los recursos públicos para prevenir el fuego en el ve-
rano y hay pésima coordinación entre las autoridades
autónomas y el gobierno central.
Ahora todos los partidos políticos ofrecen medidas para prevenir y gestionar los próximos incendios. Eso mismo sucede en los demás países que cada año enfrentan un problema que aumenta su intensidad
debido a temperaturas cada vez más elevadas durante
el verano.
No han faltado las tragedias. Una de las mayores, en
Texas, a principios de julio, con más de 120 muertos y
decenas de desaparecidos. En menos de una hora,
más de 30 centímetros de lluvia cayeron en el centro
del estado en medio de las celebraciones por el Día de
la Independencia de la nación. Sólo en el condado de
Kerr se confirmaron 96 decesos.
El resto de los fallecidos corresponden a otros cinco
cercanos a San Antonio. Entre las víctimas mortales
destacan 30 niñas y sus maestros que se encontraban
en el campamento Mystic, a orillas del río Guadalupe,
que se desbordó en poco tiempo por las lluvias inten-
sas.
Abundaron las críticas por la respuesta del gobierno a
la tragedia. Por un lado, alerta a destiempo, lo que im-
pidió que las víctimas mortales y los desaparecidos que
vivían cerca del río Guadalupe se pusieran a salvo. Y
por otro, los recortes en personal y recursos fiscales a
la dependencia responsable de enfrentar las emergen-
cias.
Pero como es su costumbre, el presidente Trump dijo al
visitar la zona de la tragedia que su gobierno había he-
cho más que nunca por proteger a Texas y para resar-
cir los daños incalculables en hogares, negocios e in-
fraestructura pública.
En México, el calor también hizo de las suyas este año,
con temperaturas nunca padecidas en algunas entida-
des federativas, como Sonora y Baja California; igual en
la Cuenca de México.
Como resultado: hubo sequía en el agro y abasto insu-
ficiente de agua en las 50 ciudades más pobladas. Peor
fue en el medio rural. Los sistemas de almacenamiento
de agua, en su nivel más bajo.
Pero gracias a un huracán y a varias tormentas tropica-
les, llegaron las lluvias a partir de mayo. Alivio para mu-
chas regiones del país. Abastecen los vasos de las
grandes obras hidráulicas, pero la inmensa mayoría del
agua no se retiene para alimentar los acuíferos.
Los ríos la llevan al mar. Un recurso básico, desperdi-
ciado. En paralelo, graves inundaciones. La capital del
país y las ciudades de la Cuenca de México, las más
afectadas. Pero también Guadalajara, Toluca, Guana-
juato y decenas más.
No sólo porque ha llovido intensamente, sino por la ca-
rencia de mantenimiento y/o obsolescencia de las redes
de captación del agua. Porque la mancha de asfalto se
extendió por cañadas y por donde solían correr arroyos.
El agua tiene memoria, he dicho muchas veces, y ahora
se comprueba. También se le impide recorrerlos por la
enorme cantidad de basura que, además, tapa el sis-
tema de drenaje.
Lo que las urbes y el campo han padecido este año por
sequías y lluvias intensas es la enésima llamada de
atención para evitar mayores desastres. Afectan espe-
cialmente a los menos favorecidos social y económica-
mente.
Han sido suficientemente expuestas las soluciones más
viables. Pese a ello, no existe todavía un programa pa-
ra prevenir en todo lo posible los efectos tantas veces
anunciados del cambio climático.
Muere Arnoldo Kraus, médico excelente, entrañable
amigo, impulsor de la bioética. Y en sus artículos domi-
nicales en El Universal, severo crítico del genocida Ne-
tanyahu.
(jornada.com.mx) 01/09/2025