La II Sesión del Comité Ejecutivo del Consejo Latinoamericano y Caribeño de Lideres Religiosos, realizada en Santa Cruz de la Sierra, el pasado 10 de enero, aprobó una declaración interreligiosa sobre la situación de la infancia en América Latina y el Caribe.
En la misma, se reafirma el valor indiscutible de toda vida humana, particularmente la de los niños, niñas y adolescentes y se subraya la necesidad de aunar esfuerzos para prevenir, difundir, educar, y concientizar a la sociedad para superar todas las formas de violencia que padece esta población.
Los religiosos y religiosas, de distintas tradiciones y credos, se comprometen a mantener la coordinación y la colaboración entre las religiones y espiritualidades de América Latina y el Caribe, compartiendo esfuerzos y trabajando concertadamente entre todas las organizaciones confesionales que tienen como objetivo la atención de la infancia y la adolescencia.
«La violencia que amenaza a nuestros niños, niñas y adolescentes es actualmente cada vez de más impacto negativo, porque esta transcurre en nuestros hogares, los centros educativos, en las calles, y debemos ser concientes que aún en nuestras comunidades de fe-afirman-, por ello, nuestra prioridad en la agenda de compromisos comunes será la de vigilar, detectar, identificar y denunciar todas las manifestaciones de violencia contra esta población que puedan ocurrir en espacios relacionados con nuestra vida religiosa y espiritual, en la familia, la escuela y la comunidad, igualmente cuando provengan de individuos, instituciones, regímenes o creencias».
A efectos de velar por los derechos y convenciones de protección de la niñez, y hacerlos cumplir, las instituciones confesionales firmantes se desafían a mejorar los mecanismos de abogacía y monitoreo, enfatizando la igualdad entre varones y mujeres con relación a todos los derechos y deberes de la niñez y la adolescencia.
Como un caso de especial atención, la extensión del VIH/SIDA entre la niñez y la adolescencia de América Latina y el Caribe, dicen que los compromete a involucrarse en todos los esfuerzos encaminados a prevenir y combatir la propagación de esta pandemia, actuando como comunidades seguras en donde los niños, niñas y adolescentes puedan acercarse y recibir información y atención acerca de esta enfermedad.
La educación sexual y la prevención de embarazos precoces, llevó al grupo a declarar que la formación brindada por las organizaciones confesionales debe incluir a la educación relativa a la sexualidad humana, acorde con los principios propios de cada grupo religioso y espiritual.