Recuerdos: ¿sólo recuerdos? -- Pedro Pierre

0
223

Enviado a la página web de Redes Cristianas

¡Cuántas referencias al pasado por todas partes y por muchísima gente! Nos gusta recordar nuestra infancia y nuestra juventud?? La política se basa en el pasado de sus líderes: conservadores y liberales, socialistas y comunistas, donde lo de uno es bueno y lo del otro es malo. Las religiones se fundamentan en el pasado, a veces muy remoto, con sus dogmas y ritos centenarios, sus templos y su jerarquía, su moral de prohibiciones, sus verdades exclusivas??

Este pasado personal, político y religioso generalmente tenemos la tendencia de embellecerlo exageradamente, al punto de creer y hacer creer que ¡ayer todo era mejor!, ¡nada se puede cambiar!, ¡hay que
volver al pasado! … La realidad es que la historia no da marcha atrás, ni en la vida de uno mismo ni en la vida de un país.

Calificamos el pasado de maravilloso porque tal vez el presente es demasiado duro, violento, inmisericorde, desesperanzador. Mientras tanto los grandes medios de comunicación y las redes sociales se esmeran a pintarnos un presente de sueños fuera de la realidad, entretenernos en programas superficiales o insignificantes para distraernos
y sacarnos de la difícil realidad cotidiana?? para dispensarnos de pensar y sobre todo de actual.

Esto significa que otros controlan nuestros pensamientos y nuestras vidas para su beneficio propio. Las escuelas y las universidades ha
dejado de ser espacios de reflexión y de construcciones de alternativas humanas, sociales y políticas para ser meros instrumentos al servicio del sistema capitalista. Este nos organiza la vida y la sociedad según moldes de ayer y anteayer para que los ricos se hagan más ricos y los pobres sigan sus peones sumisos y silenciosos.

Por otra parte, no por eso se trata de renegar del pasado ni de olvidarlo. ¿Ha sido mejor que hoy? No necesariamente, porque cada época tiene sus pros y sus contras, sus oportunidades y sus dificultades, sus espacios de alegrías y de sufrimientos. El problema no es el pasado ni el presente, sino nosotros mismos por nuestra manera de enfrentarlo y aprovecharlo. En medio de los problemas y gracias a nuestras capacidades, tenemos la oportunidad de vivir bien y mejor, sobre todo si nos unimos. El pasado es una página terminada de escribir con su belleza y sus
falencias, bellezas y falencias de las que hemos sido partes y autores.

El pasado es una referencia y un trampolín que nos da la oportunidad de ver nuestros errores para no repetirlos y, más certeros, proyectarnos hacia algo mejor.
De un lado, el pasado es el lugar de nuestras raíces, de nuestros fundamentos, de nuestras fundaciones. Al nacer nadie llega en una isla desierta, sino en una sociedad organizada y a la vez en construcción porque la vida no es estática sino creatividad: todos aportamos nuestra parte a veces para bien y a veces para mal.

La vida y la sociedad están en permanente construcción y creación. El presente es a la vez el fruto del pasado y la novedad de su
transformación, porque las circunstancias son otras y las personas diferentes. El desafío es que, para tener un presente mejor, hay que elegir del pasado lo que es mejor, es decir, sus valores, su sabiduría, sus semillas y sus ejemplos de verdadera felicidad.

Las religiones y las civilizaciones están para hacernos más humanos y más sociales. Las normas y leyes responden a las grandes intuiciones de ayer, pero al mismo tiempo a las limitaciones de ayer. Han sido establecidas
para superar estas necesidades pasadas. Las necesidades de hoy responden a nuevas situaciones. Estas situaciones deben analizarse y encontrar nuevas respuestas para el bien de todos.

Terminemos con algunas conclusiones. Es bueno conocer el pasado para conocer cómo se ha enfrentado sus problemas y desafíos. El pasado nos da sentimientos de esperanza porque podemos superar sus aspectos
defectuosos tal como ocurrió ayer. Pero de la misma manera que ayer se pudo avanzar y prosperar, también hoy es posible: no hay caminos sin algún destino, no hay lucha sin alguna recompensa, no hay puertas cerradas que no se puedan abrir, no hay cabeza tan torpe que no tenga su chispa de creatividad.

Todo pasado tiene futuro, porque somos nosotros los seres vivos que lo construimos para nuestro bien y nuestra desgracia. El pasado está cerrado, pero no los caminos que se han abierto. Hemos de preguntarnos cuáles vamos a pisar, continuar, ensanchar, redireccionar?? Esta tarea es una tarea colectiva donde nos ayudamos desde nuestras opciones personales, religiosas y políticas?? porque todos somos una sola unidad y una sola fuerza.

Ayudémonos a mirar el pasado sin nostalgia, sino como complicidad positiva de crear un presente mejor. Como ayer tenemos dificultades y oportunidades, logros y fracasos, talentos y debilidades?? pero también como ayer tenemos oportunidades y talentos, ejemplos e iniciativas,
novedades y capacidades para enfrentar las dificultades y lograr juntos una vida más feliz.

San Francisco de Asís nos anime a transformar los recuerdos en fortalezas presentes: "Empieza por hacer lo necesario; luego haz lo posible; y de repente estarás haciendo lo imposible".