Enviado a la página web de Redes Cristianas
Se me cae la cara de vergüenza al comprobar, cada día que enchufas TVE, cómo el Gobierno del señor Mariano Rajoy nos ha metido a todos en una campaña electoral descarada, sin tapujos, y sin disimulos. Da la impresión de que nuestros gobernantes han llegado a la conclusión, después de esmerado y prolífico entrenamiento, de que la mayoría absoluta de que gozan les da pie y bula para cualquier ?desfeita??, como diría un gallego. Y eso cuando no se les cae de la boca lo de la ?regeneración democrática??, que ellos comenzaron, sarcásticamente, cambiando las reglas del juego en la elección de los miembros del Consejo de TVE, para la que ya no es preceptiva una mayoría cualifcada, sino que basta con la mayoría simple, en un asunto que era una de las cosas verdaderamente bien hechas por el Gobierno anterior.
Después, han dado el mayor espectáculo antidemocrático no permitiendo, mejor, abusando, en el Parlamento, de su mayoría, cuyo ejercicio ha llegado a ser indecente. Después, esa insistencia, que ellos denominan como el mejor sistema democrático, de que gobierne el partido que obtenga más votos, como si las elecciones y la composición de los parlamentos fuera un juego infantil, en el que gana el que primero llega a la línea. Como le ha respondido un diputado de la oposición, mucho más democrático será que gobierne el grupo resultante de la coalición de aquellos partidos que ostentan una suma mayor de representación ciudadana. ¡A ve si los del PP se dan cuenta de que tiene un precio, que puede ser muy caro, el uso indecente, y, más veces de las debidas, prepotente, de la mayoría absoluta! ¿Después se van a extrañar de que no encuentren quienes quieran pactar con ellos?
Señalaré, lo más brevemente que pueda, tres episodios recientes que, en mi opinión, deberían indignar, y avergonzar, a cualquier ciudadano de este país, también a los votantes del PP. (No me voy a referir a la oleada de corrupción de las Gurtel, las Púnicas, los cursos de formación para el empleo, que también los ha habido, escandalosos, en Madrid. Todo eso ya ha sido analizado y estigmatizado unánimemente desde todos los ángulos de la ciudadanía). Me referiré a intervenciones directas, o eso parece, del Presidente del Gobierno.
1ª) Un caso que, si no es, huele demasiado a nepotismo. El Gobierno rechazó nombrar al candidato propuesto por el tribunal y instó a votar a María Asunción Mosquera, colega de curso de Mariano en la Universidad de Santiago de Compostela. Por sus manos pasarán todas las notificaciones de querellas y registros que vaya a resolver la Audiencia Nacional.
2ª) La excepcionalidad del permiso al antiguo Fiscal General del Estado, Eduardo Torres-Dulce, para pasar a la empresa privada, el despacho Garrigues, antes de los dos años preceptuados para poder hacerlo. Con el INRI de que, como tituló un periódico, lo hicieron con ?agosticidad??, pues la nota del BOE fue publicada el 31 de Agosto. La sensación de cómo se ayudan entre ellos, y los Gobernantes favorecen a los que menos lo necesitan, para su promoción laboral y profesional, es indecente. (Y esto no tiene nada que ver con el que a mí el señor Torres-Dulce me caiga especialmente bien. Pero a veces, esta empatía que puede haber con personas que ostentan cargos públicos, o los han ostentado, se viene abajo con este tipo de actuaciones discriminatorias, e injustamente selectivas).
3ª) La idea peregrina de dotar al Tribunal Constitucional de una jurisdicción que no necesita, y casi de un poder ejecutivo, para poder ejecutar sus propias sentencias. (Algunos han llamado a esta futura reforma de la Ley una maniobra anti Artur Más). Pero el Gobierno debería saber que solo él es el responsable de no cumplir las leyes actuales, tal vez por miedo político, o por no querer quedar mal, y que no hace falta ninguna ampliación de las competencias del Constitucional para que sus sentencias se cumplan. ¿No es el Gobierno el poder ejecutivo? ¡Bueno!, pues otra vez, y van decenas, el Gobierno del señor Rajoy se ha pasado por le acro de triunfo el desagrado, el rechazo y las quejas no de un partido de oposición, sino de ésta, por entero. Como sucedió en la ?ley mordaza??, así llamada por la perspicacia popular. Y van….