Enviado a la página web de Redes Cristianas
Para vuestro conocimiento y conclusión de lo que ocurre en nuestra Nación, pongo en consideración esta experiencia que tuve al participar en el desfile del primero de mayo en la ciudad de Quito.
Como conocéis el 16 de Junio, se cumplió dos meses del terremoto en las provincias de Manabí y Esmeraldas, el dolor está fresco, en medio de una situación económica crítica y una actividad política electoral, que se prepara para las elecciones presidenciales en Febrero del próximo año.
El Frente Unitario de Trabajadores, FUT, convoco al pueblo, a las centrales sindicales, a los movimientos de pobladores, organizaciones campesinas, indígenas, estudiantes, profesionales, a participar en la gran marcha. Y efectivamente así fue.
En la concentración preparatoria a la marcha escuche la gran preocupación por los pueblos afectados por el terremoto, la solidaridad de los países de América y del mundo, decían que son por lo menos 32, decían también que el gobierno estaba utilizando el problema con fines proselitistas, y que la solidaridad internacional llegue a los damnificados.
Junto a los trabajadores y estudiantes, desfilé por las principales calles del centro histórico de Quito. Puse interés en los escritos de las pancartas que llevaban cada organización y pude leer las siguientes inscripciones: Solidaridad con los pueblos afectados por el terremoto – Alto al desempleo – Restitución del 40% del IESS – el IEES es el Instituto de Seguridad Social, del cual el gobierno ha tomado el dinero de los trabajadores para solucionar su déficit presupuestario. Nuestros hijos tienen hambre – Abajo la prepotencia – La crisis no pagamos los trabajadores ni los pueblos – No al alto costo de la vida – No más impuestos – Basta de sabatinas – Las sabatinas son concentraciones de pobladores que el gobierno congrega en un lugar para dar a conocer las actividades que el gobierno realiza en el transcurso de cada semana, lo cual requiere de medios económicos para la movilización y alimentación de los asistentes.
Así se expresó la población trabajadora, campesina, indígena, estudiantil, en el desfile del Primero de mayo, dando una imagen concreta de lo que pasa en nuestra ciudad y por lógica en el país. Efectivamente estamos atravesando una crisis económica fuerte que lo estamos sintiendo todos los ecuatorianos, debido a varios factores sociales, políticos y como justifica el gobierno a la baja del petróleo, mientras los sectores de la oposición, señalan que el gasto público, la burocracia gubernamental, las sabatinas, no han medido los gastos necesarios y se ha despilfarrado.
Por otro lado, el gobierno, la asamblea nacional, han aprobado la ley de la solidaridad, para la cual ha propuesto en primer lugar el aumento del valor agregado, IVA, del 12 al 14% en todas las transacciones comerciales, descuentos a los trabajadores públicos de acuerdo a sus ingresos económicos, dinero que se empelara en la reconstrucción de las casas y viviendas de los lugares afectados por el terremoto.
Esta realidad expuesta a nuestro colectivo Yahuracocha ha señalado que: La voz del pueblo es la voz de Dios (dicho popular) que el pueblo expresa lo que vive y siente, no miente, por lo tanto, manifiesta la realidad de la vida actual. Por otra parte, el acontecimiento del terremoto nos ha concientizado en las desigualdades y dominaciones que vivimos en nuestro país. Ha levantado nuestros valores de solidaridad y compañerismo. El apoyo de las naciones hermanas del Continente y de las naciones del mundo, nos enseñan que la solidaridad es la expresión más grande que tenemos los pueblos para vivir en fraternidad, paz y amor. Nos ha hecho pensar que debemos estar preparados para nuevos casos que se presenten. Que el gobierno debe actualizar la defensa civil, para atender prontamente a los afectados. Que los programas de reconstrucción deben tener en cuenta la cultura de los pueblos, la cual debe ser respetada. Que sea una oportunidad para abrir el corazón a nuestros hermanos más necesitados y vulnerables, a los cuales se les debe atender en primer lugar. Al igual que es un motivo para ejercer el amor a nuestros prójimos como Jesús nos enseña en el evangelio.
Quito 17 de Junio 2016