InicioActualidad de Redes CristianasPonencia de uno de los portavoces de Redes Cristianas en el Instituto...

Ponencia de uno de los portavoces de Redes Cristianas en el Instituto de Teología y Política (Münster, Alemania)

Publicado en

Reunión Internacional de Estrategia:

Futuro y lugares de un cristianismo liberador

 

Los Cristian@s y la resistencia en España

 

Ponencia presentada por Evaristo Villar el 21 de febrero de 2015 en el Instituto de Teología y Política (Múnster, Alemania)

 

La resistencia o militancia de l@s cristian@s en España durante el último medio siglo se enmarca en tres fenómenos (y un cuarto que está cobrando mayor fuerza en estos días): tránsito de la dictadura a la democracia; tránsito del nacionalcatolicismo a la modernidad conciliar; tránsito del neoliberalismo rampante al socialismo democrático. El momento actual está empeñado en la articulación de las alternativas dispersas.

 

Se trata de una resistencia o militancia que ha tenido predominantemente dos frentes: uno sociopolítico y otro religioso. Ambos han marchado siempre solapados, aunque haya primado el uno sobre el otro en función del momento histórico y las circunstancias. Por ejemplo, si en la transición de la dictadura a la democracia hemos puesto mayor énfasis en el proceso de cambio político, en el paso del nacionalcatolicismo a la modernidad conciliar el acento ha recaído más directamente en el cambio religioso. Pero desde ambas vertientes hemos estado reivindicando la necesidad de construir un Estado laico o separación de la Iglesia y el Estado,  lo que afecta tanto a la dimensión política como a la religiosa.

 

1. Ni que decir tiene que, en ese primer momento o  tránsito de la dictadura a la democracia, hemos ido de la mano con los movimientos sociopolíticos y sindicales que han luchado, de forma clandestina, por las mismas causas. Los cristianos y cristianas teníamos la cobertura de las instituciones de la Iglesia, que gozaban de una cierta exención, aunque esta no fuera tan firme como para que muchos, sobre todo curas,  pudieran librarse de la Cárcel Concordataria de Zamora y de las torturas de la Dirección General de Seguridad franquista.

La confluencia civil y religiosa en la lucha contra la dictadura y el legado franquista llegó a cristalizar, con la muerte del dictador, en un consenso por la democracia cuyo fruto más logrado fue la Constitución de 1978.  Constitución que si de una parte quiso cerrar las heridas de la Guerra Civil del 36 —que seguían abiertas,  manteniendo en la práctica la división del país entre nacionales y rojos, entre vencedores y vencidos, las dos Españas de Machado—,  fue, en realidad,  un cierre de la herida en falso. Porque, vista desde el lado civil y religioso, la Constitución no ha llegado a alcanzar los mínimos exigibles en una democracia real, es decir, el reconocimiento de la igualdad jurídica de toda la ciudadanía y la no discriminación entre las instituciones del Estado.  El art. 16  es elocuente a este respecto:

 

16.1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades… 3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones”.

 

Por si esto fuera poco, una sema inmediatamente después de la firma de la Constitución en el Parlamento (27-12-78) se firmaban unos Acuerdos con la Santa Sede (3-01-1979) que, en gran parte, son repetición del  Concordato del gobierno franquista de 1953 con el Estado vaticano. Se trata de unos acuerdos que son preconstitucionales y antidemocráticos. Esto quiere decir, que el consenso constitucional que se perseguía desde los movimientos sociopolíticos y cristianos políticamente se había malogrado, —debido a la debilidad de un Estado dominado por los nostálgicos del franquismo político y, al peso del nacionalcatolicismo que dominaba mayoritariamente a la jerarquía católica,  a pesar de la presencia de algunos obispos conciliares como Tarancón, Iniesta, Osés, etc.

 

2. Del nacionalcatolicismo a la modernidad conciliar. Desde ese momento quedaba la puerta abierta para que los movimientos alternativos cívicos y religiosos, pudieran reivindicar abiertamente un Estado laico, reformando la Constitución y denunciando la Acuerdos con la Santa Sede por no haber pasado por el filtro de la ciudadanía. La reivindicación se ha centrado, de una parte, en la denuncia de los privilegios de la Iglesia católica por ser un agravio comparativo con el resto de instituciones privadas. Y,  por otra principalmente entre lxs católicxs, en la exigencia de modernidad o puesta al día de la Iglesia católica dominada jerárquicamente por los pontífices de la restauración posvaticana, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ambas reivindicaciones quieren dejar atrás un nacionalcatolicismo que impide no solo la autonomía del Estado, sino también la independencia y libertad de la propia Iglesia, que se encuentra con las manos atadas, incapaz para la denuncia y la profecía, hipotecada a un Estado protector que, a su vez, está siendo enormemente injusto con el resto de la ciudadanía.

 

Estos dos frentes son los que, a mi juicio, han concentrado la resistencia de los cristianos y cristianas de izquierda en estas últimas décadas. Con la reivindicación de la laicidad del Estado hemos reclamado un «espacio público» capaz de acoger, articular e insertar a todos los y las diferentes en un proyecto común colectivo. Y esto lo estamos haciendo  en medio de una sociedad multicultural y plurirreligiosa, y unidos a unos movimientos políticos y sociales de izquierda —profundamente afectados por la secularización y el fenómeno de la increencia en sus diversas manifestaciones como la indiferencia religiosa, el agnosticismo, el anticlericalismo o ateísmo—. A la base de esta exigencia estamos ofreciendo  la propuesta de una laicidad abierta, inclusiva y mediadora cuyas notas específicas pueden resumirse en estas tres: separación jurídica y política entre las instituciones religiosas y el Estado, autonomía de la conciencia moral personal, y presencia pública de las instituciones que, como las religiones, tienen una incidencia real en las transformaciones sociales.  Por su parte, la reivindicación de la modernidad  al interior de la Iglesia ha cuajado en la propuesta de unas comunidades, profundamente democráticas donde se vive la fe en Jesús ajustada  al estatuto que proclama Pablo en la carta a los Gálatas 3,28:  » ya no hay judío ni griego, esclavo o libre, hombre o mujer pues todos sois uno en Cristo». Lo que significa, entre otras cosas,  restaurar en el interior de la iglesia el principio de igualitariedad de todos los fieles cristianos, que conlleva la anulación de la división clérigos-laicos, —entendiendo que el sacerdocio bautismal, del que todos y todas participamos, es más esencial que el sacerdocio ministerial que teológicamente está, como cualquier otro sacramento, en dependencia del primero—; en este sentido, los dones para el servicio en y desde la comunidad cristiana los da el Espíritu sin que debamos convertir en casta a ninguno de sus servidores. Todas y todos somos consagrados por igual para los servicios que la comunidad nos reclame.

 

 

3. Con la llegada de la crisis del 2007, —que ha recortado todos los servicios públicos comunes, desahuciado a cientos de miles de familias y empobrecido gravemente a la clase media, que está obligando a emigrar a toda una generación de jóvenes y que ha cerrado cruelmente las fronteras a la inmigración—,  hemos visto la necesidad no solo de atender al empobrecimiento de la ciudadanía sino también de luchar por el tránsito del neoliberalismo hacia un socialismo democrático. Tenemos muy claro lo que tantos analistas categóricamente han afirmado, que capitalismo y democracia, por pura lógica,  son incompatibles. Y que “básicamente, como afirma el científico social y filósofo austríaco Karl Polanyi en la Esencia del fascismo, hay dos soluciones: la extensión del principio democrático de la política a la economía o la completa abolición de la esfera política democrática”. En esta línea, nuestra lucha va más al fondo de la misma política. La denuncia afecta al sistema en cuanto medio de producción y distribución de bienes y servicios. Si antes el sistema capitalista podía disimular su perversión al amparo de su eficacia productiva, ahora, transformado en  mera economía financiera,  está mostrando su inhumanidad en todos los ámbitos. El capital ya no produce, especula; y el sistema ya  no distribuye, sino que acumula. Y los efectos están a la vista: los seres humanos están pasando hambre, aun en aquellos lugares hasta hace poco insospechados. Por no repetir datos que están en boca de todo el mundo, os avanzo solamente estos rescatados por éxodo.org en la comunidad y ciudad de Madrid: en la ciudad de Madrid, con una población de 3.198.645 habitantes, están en pobreza severa (por debajo del 30% de la mediana  de ingresos de los hogares españoles) 150.336 personas; y en la Comunidad Autónoma,  con 6.376.610 habitantes, lo están 299.701.

 

Ante esta realidad dramática, los cristianos y cristianas no sólo estamos en la calle con los “indignados” de 15 M y las mareas gritando «no nos representan» (contra las mediaciones políticas institucionales)  y «no hay pan para tanto chorizo» (contra la corrupción del sistema). Estamos yendo más allá. Vamos contra un sistema que  está devaluando y convirtiendo en pura farsa la democracia política y la igualdad y fraternidad heredada del Evangelio. Para que la democracia social y política sea posible en nuestro país,  pensamos que es necesario construir a la vez una democracia económica. En este sentido,  apostamos mayoritariamente por la superación de la lógica capitalista y por la radicalización de la democracia económica. Entre la lógica individualista y mercantil del capitalismo y la planificación del comunismo leninista mantenemos  la querencia hacia una “autogestión socialista de la economía”.  Autogestión que, con todos los matices que se quiera, apuesta por la propiedad social y colectiva de los medios de producción y distribución y la propiedad privada de los bienes de uso y consumo personal y familiar; pero sin negarle tampoco a estos últimos su dimensión social.

 

En todo esto, los colectivos cristianos de izquierda nos inspiramos en el radicalismo de Jesús de Nazaret sobre la propiedad y en los ensayos o propuestas comunitarias de los primeras comunidades,  trasmitidas en las cartas de Pablo y, sobre todo, en los Hechos de los Apóstoles donde, se dice, “todo lo ponían en común”, repitiendo, con este gesto, el simbolismo de la multiplicación de los panes… Esta tendencia a la socialización democrática de la economía, alternativa a la lógica capitalista, es quizás el punctum dolens o tendón de Aquiles de las exigencias que hacemos los cristianos y cristianas de base a las mediaciones políticas y sindicales.

 

4. Finalmente, de la dispersión a la convergencia. Que la unión hace la fuerza no lo vamos a descubrir ahora. Pero hay momentos en la historia que,  por sus particulares circunstancias, exigen mayor cohesión entre los actores con sentido mesiánico y transformador. El sistema, a pesar de sus crisis,  está demostrando que es suficientemente robusto como para mantenerse en pie, tanto en el ámbito civil como en el religioso, ante la debilidad  de nuestras alternativas desunidas. El sistema sigue en pie porque cuenta con herramientas suficientes para mantenerse. Cuenta con el poder que él mismo se da y se justifica en las leyes que él mismo hace; cuenta con la propaganda y el sometimiento de la ciudadanía por miedo o por egoísmo. Todos y todas buscamos seguridad aunque sea en un contexto de injusticia… Pues bien, la sociedad alternativa,  por el contrario,  lucha por otra forma de convivencia en la que apoyar la igualdad y  defender la libertad en el marco de la fraternidad y la justicia. Este marco fraterno y justo desacraliza la ley que suele ser casi siempre la forma de protección que se dan los ricos para defenderse y  someter a los pobres.

 

En la dispersión está nuestra debilidad. Necesitamos organizarnos, articularnos para hacer justicia a las víctimas del sistema. Esto que es reflejo de la experiencia, es también un signo de nuestro tiempo. La falta de unión entre los movimientos alternativos y liberadores es también un kairos importante, aunque sea invertido. Nuestra articulación, sin que nadie pierda su propia identidad y riqueza,  debe volver a ser un lugar teológico, un sacramento, como lo fue al principio de la Iglesia. ¿Qué otra cosa son los sacramentos y en particular la Eucaristía?

 

Así lo hemos entendido en Redes Cristianas que, desde hace ya 8 años,  decidimos organizarnos los cerca de 200 colectivos católicos de todo el Estado para tener una presencia pública y una voz común en asuntos de especial transcendencia tanto al interior de la iglesia como de la sociedad civil. Cada colectivo mantenemos nuestra propia identidad, pero nos unimos para hablar y actuar conjuntamente ante aquellos retos comunes que a todas y a todos nos conciernen. Actualmente, desde la organización de la V Asamblea,  estamos abriendo la red a otras instituciones y movimientos —sean cristianos o no, creyentes o laicos, nacionales o internacionales— que están persiguiendo objetivos similares, es decir, la defensa de los Derechos Humanos en todas sus fases, el cuidado de la Tierra y la transformación evangélica de la Iglesia católica y del resto de iglesias.  Esta V Asamblea,  que tendrá lugar en Madrid durante los días 10 y 11 de octubre, se ha dado por lema “Unid@s para cambiar” (cfr. www.redescristianas.net),  cuenta ya con la adhesión de movimientos de Latinoamérica y de toda Europa a través de la Red Europea de Iglesia por la Libertad. También e inicialmente cuenta con la presencia de este mismo Instituto de Teología Política a través de varios representantes. Pero la propuesta está abierta a todos los colectivos presentes. Muchas gracias.

 

 

 

 

 

 

 

 

Últimos artículos

Primer tuit del Papa desde el Gemelli: Agradece oraciones y mensajes -- Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News

Vatican News En nueve idiomas y a sus millones de seguidores, Francisco manifiesta su gratitud...

El Papa evoluciona favorablemente: el posoperatorio es normal

Vatican News El director de la Sala de Prensa Vaticana, Matteo Bruni, agregó que por...

El Papa coloca a un progresista al frente de la mayor diócesis de España -- Jesús Bastante

eldiario Este lunes, Francisco tiene pensado firmar desde el hospital el nombramiento de José Cobo...

Noticias similares

Primer tuit del Papa desde el Gemelli: Agradece oraciones y mensajes -- Sebastián Sansón Ferrari – Vatican News

Vatican News En nueve idiomas y a sus millones de seguidores, Francisco manifiesta su gratitud...

El Papa evoluciona favorablemente: el posoperatorio es normal

Vatican News El director de la Sala de Prensa Vaticana, Matteo Bruni, agregó que por...

El Papa coloca a un progresista al frente de la mayor diócesis de España -- Jesús Bastante

eldiario Este lunes, Francisco tiene pensado firmar desde el hospital el nombramiento de José Cobo...