Las cristianas y cristianos católicos, como el resto de la sociedad, estamos presenciando en estos últimos tiempos el espectáculo lamentable que está dando la Iglesia de Roma, representada por el Papa y la jerarquía eclesiástica.
Quizá mucha gente no sepa que hay una iglesia de base, personas y colectivos que no estamos en los órganos de dirección, pero que formamos parte de la Iglesia, tratando de seguir el mensaje de Jesús, transmitido por los evangelios y por tantos buenos creyentes a lo largo la historia.
Como parte de esta iglesia de base, las Comunidades Cristianas Populares de Granada queremos hacer público nuestro empeño por otra Iglesia más evangélica y más fiel a la forma de actuar de Jesús de Nazaret, y más abierta a los problemas de nuestro tiempo.
Consideramos que es escandaloso el asunto del abuso a menores por parte de clérigos católicos y que no se está tratando debidamente. Nos parece indecente que se dé más cobijo a los culpables que a las víctimas. Rechazamos esas normas que imponían el encubrimiento del delito y de los delincuentes. Por ello, pedimos al Papa y a los obispos que denuncien a los pederastas, para que se haga justicia y se dé reparación a las víctimas, además de pedir perdón públicamente por todos estos escándalos.
Exigimos a la Curia Romana y al Episcopado católico que dejen de hacer declaraciones intentando minimizar el problema o librarse de responsabilidades. La sociedad en estos tiempos es más madura de lo que ellos se imaginan y los cristianos de base somos ya adultos. Así que harían mejor apeándose de las verdades ex cáthedra y uniéndose a las organizaciones laicas y de otras religiones con la finalidad de buscar solución a los grandes problemas de la humanidad.
Nos duele que la Iglesia católica oficial haya arrinconado las esperanzas que nos abrió el concilio Vaticano II, y que lleve tantos años persiguiendo a los movimientos de base y a prestigiosos teólogos. Como en el reciente caso de José Antonio Pagola, cuyo libro Jesús, aproximación histórica ha sido retirando de las librerías, al estilo inquisitorial.
Da la impresión que ni al Papa ni a los obispos les importa el presente y el futuro de la Iglesia: Los templos están vacíos, la juventud se ha alejado, hay quienes se marchan a otras religiones, el clero es escaso y envejecido, la mujer sigue excluida del sacerdocio y de los órganos de decisión. Y los pronunciamientos de la jerarquía parecen más propios de una secta fundamentalista que de una gran Iglesia.
Esta situación resulta insostenible y reclama reformas profundas y urgentes en la Iglesia. En este sentido, manifestamos nuestra completa adhesión a la reciente ?Carta abierta a los obispos católicos de todo el mundo??, escrita por el teólogo Hans Küng.
Granada, a 20 de abril de 2010.