PARA SER PROFETAS, SACERDOTES Y REYES. Sonia Olea Ferreras

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Alandar
Tras la locura de los deberes, baños, cena, cepillado de dientes y lectura de libro, cómic y cuento (según cuál de nuestros tres hijos), llega, no siempre, la oración nocturna. A veces tras la pregunta ?¿quieres hablar hoy con el Tata Dios??? y otras, las más, a petición personal. Aquella noche fue Ale el que hizo su solicitud. Después de dar las gracias por algo-alguien del día y el repertorio padrenuestro-avemaría-cuatroesquinitas-jesusitodemivida-ángeldelaguarda… el planteamiento: ?Mamá, me quiero bautizar??. Estupendo y ¿por qué te quieres bautizar??… ?Pues… para ser amigo de Jesús??. Y una voz surge desde la litera de arriba: ?Para ser amigo de Jesús no hace falta bautizarse, tonto??.

Ale tiene siete años, duerme en la litera de abajo; Asier (la voz profética) tiene nueve y este noviembre ha decidido hacer la comunión con el resto de sus compañeros del cole. Nos falta Ana-Eva, de cuatro, que duerme sola (y no hace más que quejarse de esta injusticia) en la habitación de al lado.

Llevan viviendo tres años en España, el resto de sus vidas lo pasaron en Santiago de Chile, mientras sus padres trabajaban en las poblaciones (barriadas) en prevención de drogas, derechos humanos, pastoral social, bíblica y demás. Hoy no es ése el tema.

Los tres están sin bautizar
Los tres fueron presentados, a los pocos días de nacer, en las parroquias de San Atanasio (Madrid), San Cayetano (La Legua-Santiago de Chile) y Cristo Redentor (Germán Riesco-Santiago de Chile). Sus padres -entre los que me incluyo- salimos ?a la palestra?? y en medio de la comunidad nos comprometimos a hablar a nuestros hijos de Dios, de la construcción del Reino y de otras cosillas tales como: libertad, justicia, amor y paz. Bueno, a hablar y a orar y a vivir??

Nunca hemos tenido el objetivo de ?conseguir que nos pidan bautizarse??; desde muy pequeños han sabido que no han recibido este sacramento, han participado en celebraciones bautismales de amigos, primos y primas, han conocido otros niños y adultos que están sin bautizar y, también, han escuchado con claridad y han percibido que Dios está con ellos y los ama y siempre va a estar a su lado.

Cuando ha salido el tema (generalmente por algún acontecimiento familiar o cercano), y nos han preguntado por qué ellos no estaban bautizados, les hemos hablado de la libertad de decidir si querían pertenecer al pueblo de Dios, y de que esto conllevaba, como es natural, no quedarse con los brazos cruzados esperando que los curas les ?solucionaran los problemas??, sino que iniciarían un camino para construir otro mundo; el mundo del que desde chiquitines han escuchado hablar (no sólo a nosotros), donde tantos niños, mujeres y hombres, que ellos mismos han visto vivir indignamente, pudieran tener la oportunidad de ser personas, el mundo que el Tata Dios quiere para todos nosotros.

Quizá sean muy pequeños para entender en su plenitud tantas cuestiones y tan ?profundas??, pero seguro que captan, que filtran mucho más de lo que creemos, como han hecho con sus años cerca de la pobreza, la droga, el maltrato, la injusticia cotidiana, los retazos aún de la tortura y los detenidos-desaparecidos en Chile: ?Lo han guardado en su corazón??.

En ese país vive un curita llamado Mariano Puga (un ?Padre Llanos?? a la chilena, pero de dos metros de altura) ?l, con ese acento pituco que toda una vida en las poblaciones no ha conseguido modificar, solía decirnos: ?Cada vez que bautizo a una guagua, miro al cielo y le pido perdón a Diosito??. Bueno, lo dejo ahí.
¿Cuestión de una militancia más? ¿Empecinamiento en nuestra ?progresía??? ¿Libertad personal mal o bien entendida? Con los años lo vivimos como un añadido más a la mochila de nuestros hijos, a la nuestra propia. Algo íntimo… familiar.

Van a bautizarse
Ahora Asier y Ale, nuestros dos hijos mayores, van a bautizarse. No es como en las películas, ?con una luz brillante??, ?música de fondo?? y tu hijo sentado a tu lado dando un discurso sobre su ?esperado y deseado bautizo??. Las cosas no son así. Para cada uno está siendo diferente este proceso y hacen partícipes también a los demás con muy diversas fórmulas. Asier quiere ?ser cristiano, pertenecer a la familia de Jesús??; Ale, en su insistencia de hace ya varios meses, dice que ?va a ser colaborador del Tata Dios??. El mayor llena de silencios muchas conversaciones, porque ya ?está harto de tener que dar tantas explicaciones??; el mediano (no olvidemos que Ana-Eva, con sus cuatro añitos, está sentada en primera fila observando y escuchando sin que le falte detalle), aprovecha cada oportunidad para hablar de los pobres, de que todos somos hermanos, incluso, con sus ojos abiertos y brillantes como luna llena, plantear que ?mamá, es absolutamente imposible no creer en Dios y ser simpático??- feliz- (a raíz de una charleta sobre el agnosticismo, ateísmo etc).

¿En qué van a cambiar sus vidas, sus cotidianos?… Difícil respuesta. En casa tenemos una reproducción de nuestra invitación de boda. En ella, dos pares de pies estaban al inicio de un camino que partía de una valla de piedras derribada (o caída)… el caminillo llegaba a unas montañas, y en él las palabras escritas ?justicia??, ?libertad??, ?paz?? y ?amor?? iban trazando el sendero. Esa reproducción tiene tres pares de pies más, cada uno con una fecha (1996, 1998 y 2001).

Días de sonrisas
Como padres, se presentan días llenos de luz y sonrisas al sentir que tus hijos van caminando ese sendero, van comprendiendo y poniendo cara a esas palabras. Saben de la guerra, de los inmigrantes, de las diferencias por tener menos dinero u otro color de piel, también otra religión. Claro que, llegan otros tantos días de oscuridad, discusiones, cabreos ante decisiones simples (¿simples?) como regalos de cumple o Reyes Magos, actividades extraescolares, círculo de amistades, uso de juguetes con pantalla, influencias educativas fuera de la familia, etc. No hablemos del batacazo cuando compruebas que es tu propia incoherencia la que le llega a tu hijo… y ¡claro que se dan cuenta!

Este baño de agua esperanzada y luz que llena y da fuerza no sólo va a salpicar a Ale y a Asier, nos va a llegar a todos. Ya lo está haciendo. El Espíritu Santo siempre ha sido acogedor y persistente con esta pequeña familia… En unas semanas volverá a hacer gala de su ?saber hacer??. Nosotros dos, los padres, no somos quienes os han elegido, hijos, para ser sacerdotes, profetas y reyes. Desde antes de nacer ya lo había hecho el Tata Dios y ahora, con este símbolo que ambos queréis hacer y tener, le sentiréis aún más cerca para el resto de vuestras vidas. No olvidéis que cada día, en cada paso, la comunidad os acompaña; porque esto no es pa?vivirlo uno solo ¡eh!