Cuando vemos a Jesús el Galileo, aquel judío marginal que fue crucificado, por los dirigentes religiosos y el Imperio, convertido en reclamo turístico, sobre espléndidos tronos, en medio de estandartes bordados en oro, metales repujados y ricos enseres, nos cuesta reconocerlo.
Hemos enterrado al Jesús libre, rebelde e incluso, provocador, que no se sometió a la familia patriarcal ni a los dirigentes de Israel y que al rodearse de mujeres y defender su dignidad, fue criticado por aquella sociedad supermachista de su tiempo. ··· Ver noticia ···
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