Enviado a la página web de Redes Cristianas
Dice Dios:
?Yo estoy a la puerta y llamo.
Si alguno escucha mi voz y abre la puerta,
yo entraré y cenaré con él
y él conmigo?? (Ap 3,20).
¿Dónde está Dios llamando a la puerta?
Está en los migrantes que huyen de la muerte provocada por el hambre y las guerras.
Jesús, imagen visible del Dios invisible, se identifica con ellos, diciendo: el que acoge al inmigrante, al refugiado, al marginado y le da comida, bebida, vestido y techo, conmigo lo hace.
Navidad es optar por los que el mundo neoliberal rechaza.
Es sustituir el odio por el amor, por la acogida, la compasión, la misericordia, la reconciliación, la fraternidad y la paz, como señala Francisco en la Fratelli tutti.
Es rechazar el racismo, la xenofobia y la aporofobia.
Es priorizar el bien común por encima de intereses privados.
Es oponerse a la violencia, a las guerras y al armamentismo. Solo con el 10% del armamento se solucionaría el problema del hambre del mundo y no habría necesidad de migraciones forzadas.
Es construir y no destruir. Es dar la mano a todos y a todas, abiertos al diálogo intercultural e interreligioso.
Es saber dialogar y no confrontar ni insultar. Porque la razón no la tiene los que más gritan y amenazan sino los que más aman y trabajan por los desfavorecidos.
Navidad es cuidar la Tierra, nuestra casa común, y no saquearla ni contaminarla.
Navidad nos trae un mensaje de paz y una esperanza de cambio para no volver a esa normalidad que nos ha llevado a la pandemia que hoy sufrimos.
Navidad es volver a nacer de nuevo, como personas y como sociedad.
Es ver el mundo con los ojos de Dios, al lado de los pobres y de la humanidad sufriente.
Si abrimos la puerta a Dios,
él cenará con nosotros en esta nochebuena,
sin ruidos y sin algarabías consumistas, en la intimidad de la familia o de la comunidad.
?Si alguno escucha mi voz y abre la puerta,
yo entraré y cenaré con él
y él conmigo??.
Feliz Navidad
Fernando y Mari Carmen