MUERE EL DOMINICO JUAN BOSCH, AUTOR DEL «DICCIONARIO DE TE?LOGOS/ AS CONTEMPORÁNEOS»

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La Vanguardia
La muerte implacable llama cada día a la puerta de ricos, pobres, creyentes, agnósticos, científicos, filósofos… Ahora le ha tocado el turno a un valenciano-catalán que ha dedicado su vida a la teologia, el ecumenismo, la Iglesia y su orden religiosa. «Fray Juan Bosch Navarro, dominico, se durmió en la paz del Señor», rezaba una esquela en La Vanguardia.Acababa de cumplir 67 años. Hace un año se le detectó un cáncer que le apartó de su labor docente y de estudio. Era consciente de su situación y expresó su disponibilidad a asumir la voluntad de Dios.

Y hace ahora dos años justos, Bosch publicaba una de sus obras emblemáticas tras 24 meses de trabajo: Diccionario de teólogos/ as contemporáneos.?sta era la dedicatoria: «A la memoria de mis padres, Juan y Tomasa. De él heredé el amor a la verdad, de ella el calor de la fe». El autor del prólogo fue – fue, porque también ha fallecido- Evangelista Vilanova, monje de Montserrat y uno de los historiadores de la teología cristiana más relevantes.

Evangelista Vilanova concluía así su prólogo: «Las teologías son el inicio de una aventura de resultado incierto, un viaje para descubrir ideas y acciones, en el ámbito de un misterio que nos invita. La condición de teólogo es la humildad, fecundada por la curiosidad y la fantasía hacia el Reino de Dios. Ojalá, el Diccionario de teólogos/ as contemporáneos de Juan Bosch, el primero en lengua castellana de su género, ayude a seguir los pasos de esos hombres y mujeres que se empeñaron en dar razón de su esperanza…».

Este planteamiento esperanzador coincide con el del propio Bosch, que en un segundo prólogo aludía a los teólogos y teólogas de los tiempos actuales, «que están dedicando lo mejor de sus vidas a dar razón de su esperanza y a proclamar la racionalidad de la fe cristiana a nuestros contemporáneos». Bosch también se refería a aquella teología – elaborada por muchos de los teólogos que figuran entre los 241 estudiados en su Diccionario-«que se quiere alejada de los centros de poder». Y recordaba a aquellos alumnos que le hicieron ver más claro «la necesidad de que la teología sea significativa para el hombre y la mujer marginados y oprimidos».

Hay, en efecto, una teología alejada del poder – político y eclesiástico- y crítica con los poderosos. En esta línea cabe apuntar que el episcopado español efectúa sus declaraciones sin tener en cuenta la aportación de los más destacados teólogos contemporáneos. Esto acaba de ocurrir en su reciente instrucción pastoral, Teología y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II.

Este documento se apoya en doscientas citas, pero ni una corresponde a teólogos hoy en día indiscutibles e, incluso, influyentes en el Vaticano II que han establecido puentes entre fe y razón, entre Dios y el mundo, entre Jesús y la humanidad. No hay ni una referencia a teólogos, por ejemplo, como Bonhoeffer, Bultmann, Castillo, Congar, Cullman, Chenu, Lubac, Díez Alegría, Dupuis, Ellacuría, Forcano, González Ruiz, Gustavo Gutiérrez, Häring, Hans Kung, Juan Martín Velasco, Rahner, Schillebeeckx, Jon Sobrino…