Lupa Protestante
Decididamente, la iglesia de Barak Obama es una iglesia interesante.
Atrae, ya de entrada, el nombre: ?United Church of Christ??, UCC, Juan 17 en estado puro. ?Iglesia Unida de Cristo??. Ahí estamos ?o, mejor dicho, ahí deberíamos estar todos los cristianos?.
Mola la coma roja que adopta la UCC como logo tras una campaña de evangelización en televisión con el eslogan ?God is still speaking?? (?Dios está [sigue] hablando??) y leyendas como ?Never place a period where God has placed a comma?? (?No poner nunca un punto donde Dios sólo puso una coma??) o ?Our faith is over 2000 years old. Our thinking is not?? (Nuestra fe tiene más de 2.000 años. Nuestro pensamiento, no??).
Alta técnica de mercadotecnia publicitaria al servicio de la evangelización. Aleluya. Se trataba de comunicar que la fe no es perentoriamente un punto que cierra un discurso, sino una coma que invita a proseguir la reflexión, el análisis, la discusión?? sí, la confrontación??
La UCC está en línea. Sus dirigentes sostienen que es la más moderna de las iglesias históricas de Estados Unidos. Fue la primera iglesia de ese país en ordenar a un pastor afroamericano, ya en 1785; la primera en consagrar a una mujer al ministerio, en 1853; la primera en consagrar a un pastor gay, en 1972; y la primera en apoyar una ley sobre matrimonios de personas del mismo sexo en 2005.
Constituida formalmente en 1957 como fruto de la unión de algunas iglesias protestantes de origen europeo y teología calvinista, las raíces de la UCC se remontan a más de 250 años atrás. Once de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de 1776 pertenecían a iglesias que confluirían más tarde en la UCC. Solera calvinista: unas 600 de las 5.700 congregaciones que integran esta denominación fueron constituidas antes de 1776.
La UCC es una iglesia minoritaria ?las iglesias proféticas nunca son mayoría?. Contabiliza unos dos millones de miembros, el 0,7% de la población de EE.UU. Miembros relevantes de la UCC, según recordaba recientemente Paolo Nasso, director del programa «Protestantesimo» en la segunda cadena de tv de la RAI italiana, fueron el gran teólogo Reinhold Niebuhr y dos grandes protagonistas de la escena pública estadounidense de los años 60 y 70: el pastor William Sloane Coffin, famoso por su empeño social y pacifista, y el pastor Andrew Young, gran dirigente del movimiento por los derechos civiles primero y después embajador de los EE.UU. ante las Naciones Unidas.
Una iglesia de frontera, absolutamente distante del conservadurismo ético y político de la derecha religiosa prepotente de la época Bush. Pero a la vez una iglesia también sorprendentemente equilibrada: de los diez parlamentarios que pertenecen a la UC, cinco son demócratas ?uno de ellos, el propio Obama? y cinco republicanos.
Ahora que se ha hecho público el desencuentro entre Obama y su pastor, Jeremiah Wright, la iglesia de Obama, si cabe, mola?? más.
Cierto que la Trinity Church de Chicago de la que Obama es miembro y Wright pastor se enfrenta a un serio problema. De un lado, del hermano Obama encabeza la pugna en las primarias para ser candidato por el Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos de América. De otra parte, Wright se reafirma en su teología radical liberadora de los marginados. La proclama firme del compromiso profético versus el pragmatismo político en la lucha por los avances en justicia social, derechos civiles, derechos de las mujeres y derechos de los homosexuales.
Una reedición actual de la doctrina de los dos Reinos en el escenario número uno del mundo: la precampaña electoral de Estados Unidos. El hermano presidenciable no reniega de su pastor, pero se desmarca de la dureza de su línea teológica. El pastor se reafirma en su visión del Evangelio de Jesús de Nazaret a los pobres, en este caso a los negros.
¿Quién gana?, ¿quién pierde?
Nadie pierde cuando la Teocracia reina en la esfera espiritual sin interferir en el orden temporal, que es el sacrosanto imperio de la Democracia. La religión, en la iglesia. En los atrios, ya ha de encontrarse y convivir con la política. Amén.
Ganar, gana no sólo el pueblo de los Estados Unidos con la división de poderes. También ganamos los no estadounidenses. A Dios gracias, ni la iglesia de Obama amenaza con ??cruzadas?? a terceros países, ni el candidato flojea en su firme decisión de poner fin a la locura bélica.
¿Invitará Obama a Wright a que pronuncie la tradicional oración en su toma de posesión, caso de ser elegido el primer presidente negro de Estados Unidos? ¿Se inclinará acaso por invitar al más moderado Jesse Jackson? A saber. Lo que sí podremos atrevernos es a pensar que, sea quien fuere el elegido ?o elegida? ya dejará de usarse el ?God bless America?? en el sentido restringido exclusivamente referido a los Estados Unidos, con olvido manifiesto de pedir a Dios que incluya en su bendición a Canadá, México, Cuba?? Esto es, América.
Mola Obama, mola su pastor, mola la iglesia de Obama, pero quien más mola es el Señor de la Iglesia de Obama. Por eso, si la petición de bendición nos llegara a incluir también a los restantes habitantes del planeta ?que es el auténtico territorio de facto de los EE.UU. y que somos tan hijos de Dios como los votantes de la primera potencia mundial?, pues no nos ?molestaría?? lo más mínimo. Lo dicho: amén.
Manuel López, Denia-Navacerrada, Semana Santa de 2008