Mito de los ángeles (y de los demonios) -- Antoni Ferret

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En toda la historia de Israel antes del exilio, y en ninguno de los textos escritos en esta época, se había hablado ni escrito nunca sobre el concepto ?ángeles??.
El pueblo Caldeo (cap. Babilonia) tenía una creencia en los ángeles, en concepto de mensajeros, o representantes de la divinidad, como transmisores de mensajes divinos a las personas.
Durante el exilio de los israelitas en Babilonia (587-538 aC), a los israelitas les debió gustar esta imagen de unos ángeles transmisores de las órdenes o los designios de Yahvé. Y adoptaron esta creencia.

En todos los textos bíblicos anterior al exilio, cuando había un diálogo, siempre se decía ?el Señor le dijo a… Adam, Noé, Abraham, Moisés, o quien fuera…??.
Pero al retorno del exilio, los sacerdotes israelitas, que tomaron el poder en el orden religioso (antes lo tenía principalmente el rey, pero ahora ya no había reyes, abolidos como estaban, por ser considerados los principales culpables de lo que les había ocurrido), empezaron a introducir el concepto ??ángel?? en textos anteriores, por medio de interpolaciones.
Los casos en que sabemos que interpolaron son los siguientes:
Gn 22: 11, tres veces / Gn 28: 12, una vez / Gn 32: 2, una vez /
Ex 3: 2, solo una vez / Jt 2: 1-5, dos veces / Jt 6: 11-24, tres veces /
2 Sa 24: 16-17, dos veces.

Los interpoladores no fueron nada cuidadosos, en la manera de hacerlo, y en algunos de estos pasajes se da el caso que alternen ?el Ángel del Señor?? y ?el Señor??. Pero el caso más escandaloso es Ex 3: 2, fragmento en que se desarrolla una larga conversación entre Yahvé y Moisés, en la cual se da hasta veinte veces la intervención de uno u otro, en forma de encargo o de pregunta o de respuesta. Y al chapucero del interpolador solo se le ocurrió hacerlo en la primera frase (cambiando el Señor por el Ángel del Señor). En todas las demás diecinueve, el texto actual dice o bien ?el Señor?? o bien ?al Señor??, según quién es el que habla. Y esto es una demostración incontestable que era una interpolación ilegítima.

Aceptar la mediación de un ángel equivalía, en la práctica, a crear una separación entre Dios y las personas. Con la mediación de un ángel, Dios no se comunicaba con la gente de manera directa, como en los textos anteriores, sino que quedaba ?más arriba??, más lejos, y enviaba un representante.
Yo diría que los sacerdotes de Israel, los de después del exilio, los poderosos, prefirieron un Dios majestuoso, con sirvientes para todo lo que necesitara, en vez de un Dios familiar, próximo a las personas. Un Dios que imponía más respeto (al principio, más respeto, mucho más adelante sería más miedo). Sacerdotes tenían que ser.

Fue el primer paso de un distanciamiento que después continuó de otras maneras, a pesar de que con Jesús de Nazaret se había vuelto mucho más próximo.
En cambio, el mito de los demonios, o diablos, y su correspondiente ?infierno??, se dice que procedía otras religiones mesopotámicas.
Parece que, en todo el AT, solo hay una citación: Sv 2: 24: ?Pero la muerte ha entrado en el mundo por la malicia del diablo, y sus partidarios lo tienen que sufrir.?? En cambio, en el NT se lo nombra muchas veces. Algunos ejemplos: Mt 4: 1-11 / Mt 13: 19 / Mt 13: 39 / Lc 13: 16 / Lc 22: 3 / Ac 5: 3…

Así que aparece como tentador (que tienta a Cristo en el desierto), como inductor de la traición de Judas, como sembrador de la cizaña, como poseedor de una persona enferma. Y Jesús se refiere indirectamente a él, cuando cita ?el fuego eterno, creado para el demonio y sus ángeles??, en la narración del Juicio final.
Los teólogos modernos lo identifican como ?símbolo imaginario?? de las tentaciones egoístas, crueles u orgullosas del ser humano.
Con todo ello, hay razones muy y muy suficientes para afirmar que estas creencias tienen un origen externo a los textos bíblicos y al pueblo de Israel, y por tanto, se deben considerar heréticas.

Pero… en tiempo de Jesús, ya hacía siglos que los israelitas, y Jesús mismo, conocían estas creencias, como aprendidas en algunos de los textos bíblicos más antiguos… Para ellos, eran creencias bíblicas. Pero no lo eran, en absoluto, de verdad.
Ha sido modernamente, cuando la crítica literaria ha ido aclarando estas cuestiones.
Antoni Ferret