Fuente: Observatorio eclesial
Estamos a ocho días de conmemorar un nuevo aniversario de los hechos ocurridos en la noche del 26 de septiembre de 2014 en los alrededores de Iguala, Guerrero. Once años de indeclinable dignidad por parte de los padres y madres de los 43 estudiantes desaparecidos de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de
Ayotzinapa, pero 11 años también marcados por la inconsistencia de las autoridades en sus intentos de dar con el paradero de los 43 y brindar justicia y verdad para los familiares de las víctimas.
El hecho es que, 11 años después, persiste la deuda
histórica en un caso que reveló la cruda realidad de un
México profundamente herido, ya no sólo bajo la forma
de la comisión de homicidios en el marco de la denomi-
nada guerra contra el narcotráfico desde la primera dé-
cada de este siglo, sino también bajo la ominosa figura
de la desaparición de personas.
Ayotzinapa desnudó la profundidad de la violencia es-
tructural de México en dos vías: la desaparición forzada
de personas cometida por autoridades de cualquier or-
den, especialmente policías y fuerzas armadas, pero
también la desaparición de personas a manos del cri-
men organizado, misma que hizo necesario construir la
distinción jurídica que supone el concepto de la desapa-
rición de personas cometida por particulares.
Los esfuerzos iniciales de dar con el paradero de los 43 sacó a la luz la aterradora realidad de un país repleto de fosas
clandestinas en cuyo interior yacen cuerpos y pertenencias de miles de personas sin identificar.
A 11 años de aquellos hechos, la crudeza de la crisis
de desaparición –que, no lo olvidemos, es una grave
violación de los derechos humanos– se ha profundiza-
do en nuestro país. Son más de 133 mil personas las
que al día de hoy se encuentran desaparecidas, y sus
índices de incidencia continúan al alza, en contraste
con la marginal reducción que se observa en los homi-
cidios.
Del total de personas desaparecidas y no localizadas,
más de 56 mil desaparecieron en el sexenio anterior y
cerca de 14 mil han desaparecido en el actual. A las ci-
fras hemos de sumar la caracterización de una realidad
nacional sometida al crimen organizado, especialmente
en numerosos territorios donde las organizaciones cri-
minales ejercen el control total, ya sea en abierta con-
frontación con las fuerzas del Estado, o bien, valiéndo-
se de las estructuras e instituciones estatales.
Ante esta realidad que persiste y se agrava, podemos
afirmar que, desgraciadamente, Ayotzinapa no significó
un antes y un después, sino que hoy por hoy es un
momento especialmente crítico de un continuum mar-
cado por la impunidad como el mayor factor de normali-
zación de la violencia y la peor patología de la vida pú-
blica de nuestro país.
Muestra de este patrón de continuidad son las distintas
etapas del proceso marcadas por variaciones notables
en la voluntad política para la atención del caso, a la
par de omisiones graves en los esfuerzos de investiga-
ción del mismo.
La primera etapa se vio marcada por la llamada verdad
histórica; la segunda, por el desmantelamiento de la
misma y la presencia de la asistencia internacional.
Esta colaboración de especialistas provenientes de otros
países hizo posible evidenciar la vinculación de distin-
tas instituciones públicas desde el nivel municipal hasta
el federal en la comisión de los actos, aportando ele-
mentos que permitieron confirmar la presencia de pro-
fundas redes de macrocriminalidad en esa zona del
país, pero claramente a lo largo y ancho de nuestro te-
rritorio.
La tercera etapa estuvo caracterizada por la constitu-
ción de un andamiaje institucional que, en teoría, posi-
bilitaría la verdad y la justicia a partir de acciones como
la creación de una fiscalía especial, una comisión de la
verdad y el regreso de la asistencia internacional.
Finalmente, es posible identificar una cuarta etapa, que
podemos denominar como la de la ?oportunidad perdi-
da?, dado que se distingue por la falta de disposición
del gobierno de López Obrador para desvelar la profun-
didad de los vínculos macrocriminales.
El gobierno que enarboló la narrativa del ?no somos
iguales?, no sólo no puso a la vista la verdad de lo su-
cedido, sino que contribuyó a hacer más denso el halo
de encubrimiento sobre una posible participación de las
fuerzas armadas en los hechos.
Hoy, a 11 años de la tragedia y a un año de gobierno
de Claudia Sheinbaum, los padres se siguen jugando lo
mismo que el primer día: una dignidad inquebrantable
que con el paso del tiempo sigue en pie exigiendo ver-
dad, justicia y no repetición.
Mientras tanto, la presidenta Sheinbaum se juega el al-
cance de la disposición del Estado que representa para
colaborar en la investigación del caso, especialmente
en relación con los señalamientos que refieren a las
fuerzas armadas como probable actor clave en el pro-
ceso de desaparición de los normalistas, sobre todo por
la confirmación de que varias de sus altas autoridades
estuvieron enteradas en todo momento de los hechos,
e incluso tenían infiltración en la escuela Normal.
Los meses siguientes serán clave para la definición del
rumbo de la atención al caso, en donde el actuar del
gobierno en turno definirá no sólo su
pauta de relación con los padres y madres de los nor-
malistas, sino con las familias buscadoras de todo un
país, que permanecen en su lucha con una enorme
dignidad altamente contrastante con las omisiones del
Estado.
Entretanto, Ayotzinapa sigue siendo una herida abierta
que evidencia la intolerable tragedia incesante de la
desaparición de personas en nuestro país, no como
una cadena de actos aislados, sino como un grave
condicionante estructural en la vida de todas y todos los
mexicanos, que se reitera en casos recientes, como el
del rancho Izaguirre en Teuchitlán, los jóvenes de La-
gos de Moreno o los desaparecidos y localizados en
Amozoc.
A 11 años de la desaparición de 43 normalistas, el ase-
sinato de seis personas y la lesión de más de 40, desde
este espacio seguimos uniendo nuestra voz a la de
cientos de miles de familiares en búsqueda que siguen
exigiendo verdad y justicia.
(jornada.com.mx) 18/09/2025