Mensaje de los obispos católicos de Haití (CEH)

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

HaitíAmados hermanos y hermanas,
1. Fieles a nuestra misión de acompañar al Pueblo de Dios, de iluminar a los hombres y
mujeres de buena voluntad y de ser solidarios con todos nuestros compatriotas,
especialmente con los que sufren, nosotros, los obispos católicos de Haití, consideramos
imprescindible Fijar la posición de la Iglesia en la situación actual del país, una situación de
extrema angustia: siguiendo a Cristo, la Iglesia está siempre del lado de la ley, la verdad, la
justicia y el respeto a la vida y la dignidad humana. ?sta es nuestra posición firme e
inalterable, sean cuales sean las circunstancias.

Sin embargo, aunque esto es claro e inconfundible, podemos agregar dos observaciones:
2. El presidente de la República ha aplicado la ley electoral y la constitución a diputados,
senadores y alcaldes en años anteriores. Afirmó así la unidad de la ley para todos los
funcionarios electos, incluido él mismo, proclamando así que la ley es una para todos. Nos
parece que todo el mundo está de acuerdo en que nadie está por encima de la ley y la
constitución en el país. Esta primera observación hecha, no es necesaria literatura ni
justificación legal. Todo el mundo quiere que Haití sea un estado de derecho.

3. Aquí está la segunda observación: el país está al borde de la explosión; la vida cotidiana del
pueblo es muerte, asesinatos, impunidad, inseguridad. El descontento está en todas partes,
en casi todas las áreas. Muchos temas que disgustan y enojan, como: la manera de establecer
un Consejo Electoral Provisional, cómo redactar otra constitución, etc. Así que no son solo los
estragos de los secuestros los que hacen que el país sea totalmente inhabitable. ¿Deberíamos
aceptar o tolerar esto?

4. En el centro de esta recurrente crisis sociopolítica y económica, alimentada por el veneno del
odio y la desconfianza, es preferible buscar y encontrar consensos sobre cualquier asunto
espinoso; debe construirse a través del diálogo social e institucional para evitar desastres.
Como nos dice el Papa Francisco, ?Algunos intentan huir de la realidad??, ?refugiándose en sus
mundos separados, otros la confrontan con violencia destructiva??. Sin embargo, «entre la
indiferencia egoísta y la protesta violenta hay una opción siempre posible: el diálogo» (Fratelli
Tutti # 199). Es sólo el puente del consenso que puede ayudar a los diferentes actores a evitar
que, por ambos lados, todo Haití se adentre más en el fondo del abismo.

5. Pedimos a todos nuestros hermanos y hermanas haitianos que demuestren disciplina, razón y
sabiduría en la búsqueda de los mejores intereses de la nación. A quienes tienen la misión de
velar por vidas y bienes, deben velar por la seguridad de todos y hacer que los escuadrones
de la muerte abandonen sus armas para que el secuestro y la inseguridad sean desterrados
para siempre en la tierra de Haití. Como nos recuerda el Papa Francisco, no hay un punto final
para la construcción de la paz social en un país. Más bien, esta es «una tarea incesante que
requiere el compromiso de todos … Que este esfuerzo nos ahuyente de cualquier tentación
de venganza y de la búsqueda de intereses específicos ya corto plazo?? (Fratelli Tutti # 232).
6. Los invitamos a acoger este mensaje como el acompañamiento incesante de nuestra Iglesia
y la respuesta de la CEH a uno u otro partido o grupo político que espera de ella «sus
buenos oficios» en numerosas iniciativas dignas de interés.

Al desear que los patriotas
haitianos involucrados en los asuntos públicos del país sean aún más dignos de sus
antepasados, al invitarlos a que se pongan manos a la obra rápida y sin miedo, renovamos
nuestro amor por la patria común. Le pedimos al Espíritu Santo que ilumine a los
protagonistas de la crisis, y a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de Haití, que
interceda por nosotros ante su divino Hijo, Jesucristo, Luz de las naciones.
Dado en la sede de la CEH, en Lilavois, a 2 de febrero de 2021