Enviado a la página web de Redes Cristianas
(De la misma forma que ha de desaparecer el amianto instalado en nuestras vidas, han de correr la misma suerte estas fundaciones del amianto: han de ser inertizadas).
Un fantasma recorre el mundo, el fantasma del amianto diseminado que, como el octavo pasajero, ha invadido el planeta Tierra.
No existe otra solución para deshacerse de este mineral letal que erradicarlo, prohibiendo los procesos de producción y consumo del mismo, así como eliminar el amianto ya instalado, para su posterior inertización. El amianto está formado por fibras que son casi eternas y solo la transformación de su estructura cristalina lo hará seguro para posteriores generaciones.
La masacre del amianto en el mundo se cuenta por millones de víctimas; el coste del desamiantado universal será de miles de millones de euros, pero los responsables principales se pueden contar con los dedos de las manos. Los nombres de las grandes empresas responsables que durante el siglo XX se coaligaron para lucrarse a fondo con este vil negocio se llaman: Eternit, Turner & Newal, Johns Manville, Cape Asbestos y Uralita. Las familias europeas reconocibles de este entramado son las siete siguientes: Schmidheiny, Emsens, De Cartier, Cuvillier, March, Turner y Hatscheck.
La situación exige aplicar el estatuto de las víctimas y el principio del que contamina paga. Por el primero, los millones de damnificados piden verdad, justicia y reparación; por el segundo, los estados deben esforzarse por recuperar los fondos para resarcir a las víctimas y para limpiar lo contaminado. Todos los fondos necesarios para esta tarea hay que obtenerlos de los responsables principales (familias y empresas), no del pueblo.
Por salud social, los responsables sociales y políticos deben impedir la impunidad de los victimarios. Para ello hay que aplicar los principios aprobados en NNUU, el pasado 8 de febrero de 2005, ?para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la lucha contra impunidad??
Los intentos de las pocas familias y empresas que tienen que responder por todos los crímenes cometidos, de lavar sus imágenes por medio de fundaciones filantrópicas, son además de injustos, inaceptables. Suponen una desviación de fondos a supuestas obras caritativas.
Para lograr estos objetivos, las multinacionales del amianto y sus fundaciones sedicentes filantrópicas, tratan de cooptar a los líderes de los movimientos sociales y ONGs, haciéndoles cooperadores necesarios de este lavado verde. Este intento supone una alianza para frenar las exigencias de las víctimas y para dificultar las necesidades de salud de la población, en orden a erradicar del planeta el octavo pasajero llamado amianto.
De todos los intentos por poner a buen recaudo el dinero de sangre obtenido de los trabajadores y trabajadores, de sus familiares y vecinos, el de la Eternit suiza es el más avanzado. Stephan Schmidheiny, denunciado por el fiscal Guariniello como terrorista y asesino en serie, en el frustrado juicio de Turín, ha fundado, inspirado y financiado la Fundación AVINA, creada en 1994 y que llega a nuestros días. Esta fundación se ha aliado y ha financiado con los mismos propósitos a esa otra llamada ASHOKA. Ambas se pasean por el mundo, especialmente por Latinoamérica, como bienhechoras de la humanidad.
AVINA ha seguido dos estrategias.
Una de ellas ha consistido en cooptar líderes de los movimientos sociales y de las ONGs de prestigio para que cunda las idea en el mundo de que Stephan Schmidheiny es un bienhechor de la humanidad. En este orden de cosas ha logrado el responsable de tantas muertes, usando el dinero extraído a las víctimas, que la Universidad de los jesuitas de Caracas (UCAB), la Universidad de Yale y la Universidad de Rollins le concedan el doctorado honoris causa.
La segunda y reciente estrategia (2014) está siendo la de presentarlo como un pionero de la eliminación del amianto en el mundo.
Esto es inaceptable.
Por ello, los que se adhieren y difunden este Manifiesto, proponemos de nuevo que le sean retiradas todas las distinciones universitarias y otras más que les han concedido, y que la fundación AVINA desaparezca y sus ingentes rentas y patrimonios pasen a un Fondo de Indemnización para paliar el enorme sufrimiento que este personaje y su familia han infligido a miles de víctimas de las que son responsables a lo largo y ancho del mundo.
La desaparición de AVINA equivale a la inertización de esta Fundación, para que no siga engañando al mundo y apoyando al responsable de tanta muerte y la liberación de grandes fondos para las víctimas.
Esto es aplicable a otras fundaciones procedentes del negocio del amianto en donde las hubiera, como es el caso de Colombia con la Eternit belga (ETEX).
Por la justicia a las víctimas y por el fin de la impunidad, rechacemos a AVINA y al amianto en nuestras vidas y en el Planeta que habitamos,
difundiendo este Manifiesto.
(Iniciativa de: AVIDA (Asociación de Víctimas del Amianto en Málaga),
Málaga Amianto Cero y Ecologistas en Acción de Málaga).