Las fuentes financieras de la protesta nicaragüense

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Enviado a la página web de Redes Cristianas

(Canarias Semanal)
LAS FUENTES FINANCIERAS DE LA PROTESTA NICARAG?ENSE: NED, FREEDOM HOUSE, USAID, PRODEMCA, IEEPP….DE ESTO NO INFORMA EL PAÍS
Desde el pasado mes de abril -recuerda nuestra colaboradora Tita Barahona – los medios corporativos, especialmente El País, llenan espacios para contarnos que las revueltas que han estallado en Nicaragua contra el gobierno de Daniel Ortega son espontáneas, surgidas de la base social, y que la violencia desatada, que se ha cobrado más de dos centenares de víctimas mortales, ha sido consecuencia de la brutal represión ordenada por el mandatario nicaragüense.
Sin embargo, tanto los estudiantes que se han puesto al frente de la revuelta, como un documento recientemente publicado de la agencia gubernamental estadounidense NED (National Endowment for Democracy), se encargan de desmentir estas asunciones.

Una delegación de los líderes estudiantiles que demandan el derrocamiento del gobierno de Ortega viajó hace poco a Washington para recabar el apoyo de la administración Trump, apoyo con el que cuentan ya de antemano. Este viaje ha sido organizado y subvencionado por la Freedom House, asociación de juristas conservadores que recibe fondos del gobierno estadounidense. El grupo de estudiantes no sólo se hizo la foto con políticos de la extrema derecha (allí llamados neoconservatives) como Ted Cruz, Marco Rubio e Ileana Ros-Lehtinen; sino que también se reunió con altos ejecutivos del Departamento de Estado y de la USAID (United States Agency for International Development), organismo gubernamental notorio por su papel en la desestabilización de gobiernos en América Latina y otros lugares como Ucrania.

Un mes antes de esta visita, el mencionado documento de la National Endowment for Democracy (NED) aparecía en la web Global Americans. Su autor, el académico Benjamin Waddell, director del School for International Training en Nicaragua, deja meridianamente claro que la NED lleva gastados millones de dólares en ?sentar las bases de la insurrección en Nicaragua??, subvencionando a un número de grupos civiles en ese país.

LOS LIDERES ESTUDIANTILES QUE DEMANDAN EL DERROCAMIENTO DE ORTEGA VIAJARON RECIENTEMENTE A ESTADOS UNIDOS PARA REUNIRSE
CON REPRESENTANTES DE LA ADMINISTRACI?N TRUMP.

La NED es un agente privilegiado del ?poder blando?? de los EE.UU. Desde su fundación en 1983, ha tenido la misión de intervenir en los asuntos internos de otros países. Fue precisamente en Nicaragua donde obtuvo su primer éxito. Allí, junto a PRODEMCA (Friends of the Democratic Center in Central America) apoyó a la CIA en la creación y entrenamiento de la Contra nicaragüense, culpable de horribles crímenes, que fue financiada bajo cuerda por Oliver North a las órdenes de Ronald Reagan y fundó medios anti-sandinistas como el periódico La Prensa. En 1990 los sandinistas fueron derrotados en las urnas por la candidata derechista Violeta Chamorro, cuya familia era propietaria de ese mismo periódico. Su victoria fue la guinda de una inversión de casi 16 millones de dólares que la NED empleó en subvencionar a los partidos anti-sandinistas y sus medios.

En 1991, Allen Weinstein, fundador de la NED, comentaba que ?mucho de lo que hoy hacemos lo hizo bajo cuerda la CIA hace 25 años??. Después patrocinó a los candidatos ultraliberales en las elecciones de Rusia y Mongolia de 1996, fomentó el golpe de estado que desalojó al presidente electo de Haití, Jean Bertrand Aristide, y ha canalizado millones de dólares para desestabilizar al gobierno de Venezuela.

Desde que empezaron las protestas en Nicaragua, la NED ha ocultado los nombres de los grupos a los que subvenciona alegando que podrían encarar represalias por parte del gobierno de Ortega. Pero los principales beneficiarios del apoyo de Washington eran ya bien conocidos en el país. Hagamos Democracia es el mayor receptor de las ayudas, que ha obtenido más de 525.000 dólares desde 2014. El presidente del grupo, Luciano García, que controla una red de periodistas y ?activistas??, ha declarado que Ortega ha convertido el país en un ?estado fallido?? y demanda su inmediata renuncia. El Institute for Strategic Studies and Public Policy (IEEPP), con base en Managua, ha recibido al menos 260.000 dólares de la NED desde 2014. Estas generosas subvenciones se han destinado a entrenar gente para ?promover un debate y generar información sobre seguridad y violencia??. Y una parte ha ido también a reforzar el control sobre ?la creciente presencia de Rusia y China en la región??, una obvia prioridad para Washington.

Los principales beneficiarios del apoyo de Washington son bien conocidos en Nicaragua.

El director de la IEEPP es Félix Maradiaga, antiguo líder del Foro Económico Mundial, educado en las selectas universidades de Yale y Harvard. ?l ha sido el impulsor del viaje de la delegación estudiantil a la capital del Imperio para denunciar al gobierno de Ortega ante la Organización de Estados Americanos, y ha sido señalado por la policía nicaragüense como director de una red de crimen organizado que ha asesinado a varias personas durante las violentas protestas. Maradiaga niega estas acusaciones, por supuesto, ya que, además, se presenta como defensor de los derechos humanos. A su lado está Aníbal Toruno, director de Radio Dario, otro receptor del dinero de la NED y centro neurálgico de los medios anti-Ortega en la ciudad nicaragüense de León.

Sostiene el referido Waddell, en el documento de la NED del que es autor, que ?la prensa internacional ha presentado la rápida escalada de protestas en Nicaragua como una explosión espontánea de descontento popular por los cambios que el presidente ha propuesto realizar en su insolvente sistema de seguridad social y por más de una década de mandato autoritario de la familia Ortega-Murillo??. Estas afirmaciones resultan irónicas en un país, los EE.UU., donde la Seguridad Social brilla por su ausencia (ya quisieran los trabajadores norteamericanos disfrutar del insolvente sistema de Nicaragua) y donde un reducido puñado de familias multimillonarias llevan ocupando el poder durante muchas más décadas. No obstante, Waddell no tiene ningún empacho en reconocer que el gobierno de los EEUU y la financiación transnacional han jugado un papel fundamental en la preparación de los actuales episodios de violencia que asolan el país centroamericano. Paradójicamente, sus conclusiones coinciden con las expresadas por quienes apoyan el gobierno de Daniel Ortega: que las revueltas forman parte de un complot cuidadosamente orquestado por Washington.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) también se ha pronunciado sobre los cambios propuestos por Ortega en la financiación de la Seguridad Social. Según este organismo supranacional, dichos cambios son negativos por cuanto supondrían el aumento de la edad de jubilación y la privatización de los hospitales públicos, amenazando con ello algunas de las conquistas más importantes de la revolución sandinista. Es decir, que esta institución desaconseja en Nicaragua lo que aconseja en otros países. Sin embargo, las caras más visibles del movimiento anti-Ortega no están siendo los jubilados, que serían los directamente afectados por las reformas, sino los grupos de estudiantes apoyados por la NED, que han fraguado una alianza con la derecha tradicional, la patronal opuesta al sandinismo y un sector de antiguos sandinistas desalojados por la rápida consolidación del poder de Ortega.

No cabe duda de que hay motivos de peso para criticar al tandem Ortega/Murillo y sus políticas,pero su su tercera reelección en 2016 fue fruto de unas elecciones que ningún organismo internacional impugnó.

Es de destacar cómo los medios corporativos, así como algunos llamados alternativos, que hoy arremeten contra el gobierno de Ortega y lo culpan de la violencia que asola al país, callaron o pasaron de puntillas sobre las pasadas elecciones en el vecino país de Honduras, donde la reelección de Juan Orlando Hernández, que la Constitución hondureña no permite, fue producto de un fraude electoral reconocido por observadores internacionales, la OEA y otros organismos. También allí las fuerzas policiales, mandadas por Hernández, desataron una represión brutal que se cobró la vida de varias decenas de manifestantes pacíficos y mantiene en prisión a buen número de opositores. Pero ni este fraude electoral, ni estos muertos, ni estos presos políticos importan a los medios corporativos, lacayos del imperialismo norteamericano, porque el actual presidente hondureño ha sido bendecido por Washington, que en 2013 promovió el golpe de estado contra el presidente democráticamente elegido, Mel Zelaya.

Los medios del capital aplican siempre las mismas recetas: llamar dictaduras a los gobiernos que no están en sintonía con los intereses de los EE.UU. y, por tanto, es su intención derrocar, y reconocer como legítimos y democráticos a aquellos que se pliegan a las políticas ultraliberales e imperialistas dictadas por Washington, capital de un Estado Federal que de democrático sólo tiene el nombre. Mientras tanto, en Nicaragua, grupos de hombres encapuchados con bombas caseras y armas de fuego, entrenados y financiados por la NED y la USAID, forman la línea del frente de las barricadas que están asesinando a centenares de nicaragüenses, drenando millones a la economía del país y poniéndolo al borde de una guerra civil que sólo puede tener consecuencias mucho más desastrosas que las reformas propuestas por Ortega para las clases trabajadora y campesina de Nicaragua.

Junio de 2018.