12-Agosto-2010
En otras entradas se ha discutido sobre si la vida consagrada es dura y si los curas trabajan mucho o “viven como curas”… Yo no voy a generalizar. Pero puedo relatar cómo viven ciertas religiosas de mi pueblo y lo puedo decir porque lo he visto en primera persona al haber trabajado en ese centro. Lo mismo sobre cómo viven y trabajan algunos sacerdotes.
En un colegio de religiosas
Ellas madrugan, sí… tienen que rezar sus laudes, después casi todas menos una que queda montando el comedor para el desayuno, casi todas se van a misa, vuelven y desayunan, termina de arreglarse y para cuando comienza la rutina ya tienen quien abre la puerta, y la personas de limpieza que tienen para las aulas valen para limpiar sus dependencias, y si estas aumentan no buscan a nadie más,
La cocinera, hace desde la comida hasta la cena, amén de limpiar la capilla comedor y cocina, mientras ellas después de comer salen escopetadas a ver el telediario y poner a parir al gobierno socialista ¡Se escucha todo! Auque sean muy silenciosas hablando.
Ellas están en sus clases, o despacho de secretaría, y la superiora de allá para acá.
Cuando hay algo gordo como fiestas de curso, despedidas o verbenas, no son ellas las más implicadas, Los padres y madres, y sobre todo las madres siempre debemos tener ese tiempo que ellas no tienen aunque vivan dentro y puedan hacer mucho más de las que recorremos hasta 3km para llegar al colegio, tenemos hij*s y una casa que llevar adelante, cosa que para cuando estamos allí no importa, pero si se critica muy mucho que las mujeres estén fuera del hogar porque l*s hij*s, andan peor desde que la mujer trabaja.
En la Pastoral igual, si se hacía Tómbolas para recaudar unas pts, y había que recoger de distinto empresario lo que les venía a bien dar, (Menos cuando pedían para ellas, ahí si iban ellas) ¡Nosotras! Éramos quienes íbamos, quienes poníamos el precio manualmente papel tras papel y cacharro y por supuesto quienes trabajábamos para que aquello se vendiese, y montar y recoger todo, y como siempre éramos las mismas madres… que poco importaba aquellas semanas de trabajo y estar fuera de casa, ¡Como eran para ellas!
En una casa de religiosos
He trabajado en casa de religiosos como cocinera… Eso creía yo, porque había que limpiar sus baños, comedor y capilla, y desde luego lavar la ropa de cada uno, cosa que las religiosas por lo menos eran en esto más pudorosas y ellas lavaban y planchaban ellas, aunque siempre era la misma.
Colocaban en un carro sus platos y tenías que recoger el desayuno aunque entrases dos horas después de que ellos desayunaran.
En el trabajo pastoral
Con la pastoral, ¿Se implican o implican? Si no fuera por la gente que tienen de la calle no entraban ni el gato.
En Caritas, el cura sólo aparece o para dar por cuuuu, o no aparece, la visita y quienes están es para lo que he dicho, poner trabas al trabajo hecho, nunca para poner el hombro, quizás para ver si se puede llevar algo, en alguno caso muy concreto de sacerdote que para colmo es del Opus…
Aquí también peleamos con todo el pueblo para recoger material, hilos, telas, pinturas etc, para que mujeres y casi niñas aprendan a cogerse una bastilla de pantalón o faldas, sean autónomas en esto y otros menesteres que les sirve para ahorrarse unos €.
En la catequesis
Como catequista, dos y tres grupos de comunión, preparar los cantos, las lecturas y las actividades con grupos de entre 14 ó 16 chic*s. Hasta las carpetas de cantos debimos preparar y pagar de nuestros bolsillos, cuando empezamos las 4 catequistas los años que estuve.
Un viernes de tres catequesis, una hora de ensayos de cantos, y un miércoles para preparar las lecturas del domingo y la reunión con l*s coordinador*s… Que siempre eran: la monja, el sobrino de la monja o el cura (que nunca lo veías por la parroquia, algo busca, ni tanto), o la mujer del médico tal…
Ni idea, tenían en muchas ocasiones de lo que de verdad decía ese día el Evangelio o el tema que debíamos explicarle a l*s chic*s.
Recuerdo un día, que el sobrinísimo de la monja, quería por todos medios que dijésemos que éramos hij*s de D*s por el Bautismo, cosa que me negué en rotundidad a decir, y cuando me preguntó y yo le pregunté no supo dar explicación.
¿Por qué vamos a ser hij*s de D*s por el bautismo, y quienes no se bautizan de quien son hij*s? ¿Qué pretendemos con esta exclusión, qué estamos negando y a quién relegamos a estar fuera del reino de D*s?
La obligación sagrada de las vacaciones
Solo acabar con algo que pasó al terminar las fiestas del pueblo, y como había novenas por la mañana y la tarde, estaban los sacerdotes muy cansados por este trabajo, la medía hora pasaba a ser casi una hora, y como la iglesia queda abierta hasta la hora de comer no pueden estar muy lejos por los pillajes, aunque siempre está el/la campanera/ro que está cuidando de todo.
Bueno, salimos una tarde y una monja le pregunta: “Don fulanito, ¿no se ha ido usted de vacaciones aún?”. Cuando él contesta que se va en septiembre, ella se lleva las manos a la cabeza: “¡No me diga, don…! Todo el veranos aquí trabajando y sin salir con el calor”.
¡Claro! ella ya vino de su ciudad fresquita y de sus baños para los huesos, y es que se cuidan la reluches, unos y otras, no se dejan de hacer esos chequeos que manda el Rey que nos hagamos, como tienen la S. Social y aparte Sanitas o otras…
Ahora que le contesté a los dos muy bien: “Hermana, que yo llevo hasta hoy 48 años sin ir de vacaciones y aquí estoy, aún no me he muerto”. Y aquí se acabó la conversación. ¡A ver quien decía nada!