«¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda? ¿Te puedo echar una mano? ¡Con estos calores??!» «Estoy bien, muchas gracias. Tengo el coche ahí mismo, pero da gusto encontrarse con gente así, como tú«.
Ella arrancó satisfecha, pues ya había cumplido. Se había detenido al verme parado junto a la enorme maleta tomando aire. Me había interpelado sólo por altruismo y ya no tenía sentido seguir hablando. La respuesta me salió del alma. Nada más lejos de mí echar flores huecas, sin genuino perfume, ni sentido. ··· Ver noticia ···
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