BAF
En la eucaristía Jesús se hace presente en dos realidades de nuestro mundo (el pan y el vino). Al hacerlo, anticipa -a quienes comen el pan y beben el vino- la Vida en plenitud (por el pan) a la que estamos convocados y la Alegría (por el vino) de la que esperamos disfrutar sin fin. Quienes comemos el pan de la Vida y bebemos el cáliz de la Alegría lo hacemos porque reconocemos la presencia sacramental del Nazareno en la eucaristía. Ver noticia original en …